lunes, 11 de marzo de 2013

TEJADOS ▲ El sonido de la naturaleza | elmundo.es

El sonido de la naturaleza | elmundo.es

UNA COMUNIDAD DE VECINOS


Carlos de Hita



Un tejado puede ser un paisaje, un hábitat natural. Toda una comunidad faunística convive entre las tejas, bajo el sol o bajo la techumbre.

Un recorrido por un tejado puede reunir las emociones y placeres de un paseo por el campo.  Con la ventaja para los más cómodos de que no es necesario salir de casa.

Llueve sobre las tejas, contra los cristales de un tragaluz. El crepitar de las gotas armoniza con el tableteo de las cigüeñas, que han instalado sus pesados nidos de ramas y amenazan con sobrecargar la estructura de la techumbre.  El gran nido de palos sirve de edifico a otra comunidad de vecinos. Un gorrión común pía en la entrada de su apartamento, un nido abierto en el entramado de las cigüeñas.

Adictos a las telecomunicaciones, los estorninos negros silban encaramados a una antena. Hay tres o cuatro, pero parecen una multitud.  El estornino negro es único a la hora de despistar. No es sólo que sea capaz de imitar, más o menos bien, las voces de otras especies –el ejemplar de esta grabación incorpora, a muy poco volumen pero con gran fidelidad, las voces de una garza, una corneja y una perdiz-, sino que es también capaz de emitir dos voces al mismo tiempo, una más vivaz, dominante y, por debajo, una especie de murmullo atenuado.

Lo dicho, unos pocos que parecen una multitud.



Foto
Un grupo de cigüeñas blancas sobre el tejado de una iglesia. | Carlos de Hita

Los arrullos y aleteos de las palomas bravías, los chasquidos de las chovas piquirrojas, los graznidos de alguna grajilla se escuchan por la techumbre. Cada vez en menor número, también lo hacen gritos de los cernícalos primillas. Por desgracia, el primilla es una de las especies de aves rapaces que está sufriendo una regresión más pronunciada.

Toda una comunidad de vecinos vive en las techumbres. No es tan mala idea empezar la casa por el tejado.


el dispensador dice: solía sentarme en la parte más alta de una terraza, de un edificio de más de diez pisos, dobles pisos antiguos, sobre su tanque de agua... monumentales estructuras construídas en pleno campo, distancias largas, horizontes lejanos... naturalezas quebradas por arquitecturas sin planos... en esos lugares te vas dando cuenta, de cuán lejos están los seres humanos... sonriendo a sus pasos, negándose las manos... y de allí divisaba el mundo con ojos que sintonizaban... las sensaciones de otras gentes siempre me confundían y me resultaban lejanas... algo así como soñando, en mi cabeza retumbaban... les hablaba de una cosa cierta, pero nadie entendía nada... me decían "buen chico", pero la vida los atropellaba, porque no sabían leer los mensajes que les llegaban, ni tampoco las señales que les regalaban... más tarde hablaban de tragedias, así como hablaban de dramas, siempre les faltaba algo, para encontrar sus mañanas... por eso seguía allí arriba apreciando las distancias... siempre he sido extranjero en esta tierra humana... las personas padecen sus tiempos, no saben atender sus gracias. Marzo 11, 2013.-

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