lunes, 28 de abril de 2014

CUATRO PAPAS ▲ La banalidad del milagro | Sociedad | EL PAÍS

La banalidad del milagro | Sociedad | EL PAÍS





Benedicto XVI y Francisco se saludan durante la canonización. / AP / REUTERS-LIVE!

Santos, pero opuestos

Francisco canoniza a Juan XXIII y Juan Pablo II, la primera canonización simultánea de dos papas en la historia

La banalidad del milagro

Los hechos milagrosos son prescindibles si lo decide el Papa. Se han abaratado los procesos de canonización


La banalidad del milagro

Abolido el abogado del diablo por Juan Pablo II, los procesos santificadores se resuelven como diga el Papa



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Vista general de la plaza de San Pedro durante la canonización / MICHAEL KAPELLER (EFE)


Se quejaba Giovanni Papini en 1946 de la escasez de santos. Sobre todo, muy pocos papas santos, decía quien ya se había hecho famoso con El crepúsculo de los filósofos. Pasaron cuatro papas más (Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I), y seguía la sequía, hasta que accedió al pontificado quien desde ayer es san Juan Pablo II. Todos sus predecesores necesitaron veinte siglos para elevar a los altares a 2.500 personas. El polaco Wojtyla celebró él solo 500 canonizaciones y 1.500 beatificaciones. Pero no se atrevió a extender esa generosidad a los papas. Sigue habiendo pocos papas santos: 80 con los dos canonizados ayer, entre ellos los 50 primeros de la historia. Desde san Pío V, el papa de la contrarreforma, tuvieron que pasar 382 años hasta otra canonización, la de Pío X, papa entre 1903 y 1914. Lo hizo santo Pío XII en 1954. Juan Pablo II rompió la tendencia beatificando a Juan XXIII, aunque con la mala compañía de Pío IX, el pontífice que fulminó la modernidad con la pasión de un psicópata y que dijo de sí mismo, como dogma, que era infalible. Francisco lo apeó del proceso, pero sustituyéndole por el propio Juan Pablo II, como si el bueno de san Juan XXIII sirviera de comodín para procesos que por sí solos resultarían escandalosos.
Pese a llamarse a sí mismos Santo Padre o Su Santidad, se pensaba —así malició Papini— que los papas no son modelo de las enseñanzas del fundador cristiano, pobre entre los pobres y poco amigo de ricos y poderosos. Los papas se creen infalibles, ostentan el título de pontifex maximus, viven en palacios y se dicen vicarios de Dios. Pocos resistirían el juicio de un defensor del diablo, que es como se llamaba hasta 1983 a la persona encargada de hurgar en la vida y milagros de los candidatos. Martín Descalzo la retrató muy bien en La frontera de Dios.
Abolida esa figura por Juan Pablo II, los procesos santificadores se resuelven como diga el Papa. Pasa lo mismo con los milagros, prescindibles si el Papa lo decide. ¿Qué milagros? La Biblia está llena de ellos, para quien crea: resurrección de Lázaro, caminar sobre las aguas y el mejor de todos, que ya querríamos ahora: dar de comer a cinco mil pobres con solo cinco panes y cinco peces. La ciencia moderna, salvo la papal, no se extraña de curaciones de cánceres incurables. Muchos médicos lo logran a diario, gracias a Dios (como suele decirse).
Seria exagerado hablar de la banalidad de la santidad (como se ha banalizado el mal), pero es evidente que se han abaratado los procesos. Cómo razonar la beatificación de Wojtyla por Benedicto XVI, su íntimo amigo, apenas tres años después de sucederlo con aquel clamor que señalaba al polaco. “¡Cuanta suciedad entre nosotros!”, denunció Ratzinger. Hágase santo al responsable si Francisco quiere, pero extraña que al evento acudan, romeros de postín, las primeras autoridades españolas, oficialmente aconfesionales. Así persiste la España nacionalcatólica.

Santos, pero opuestos

Francisco, mostrando mucha mano izquierda en un Estado tan difícil de gobernar como el de la Ciudad del Vaticano, canoniza a Juan XXIII y Juan Pablo II, dos visiones distintas de la Iglesia
ANÁLISIS

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Francisco: “Juan XXIII y Juan Pablo II, dos hombres valerosos”

El Pontífice preside en la plaza de San Pedro la canonización de Karol Wojtila y Angelo G. Roncalli ante 800.000 personas
el dispensador dice: esta circunstancia no figuraba en ninguna escritura... como tampoco lo estaba la coexistencia de dos Papas en los albores del tercer milenio y del siglo XXI... como tampoco lo estaba la canonización de dos Papas recientes, reconocidos por las gentes contemporáneas, antes que nada por ser buenas personas sobreviviendo en medio de dinosaurios carnívoros tal sucede en los ámbitos vaticanos, para nada sintonizados con Dios alguno, en todo caso muy bien sintonizados con el imperio de los demonios y sus tropelías eternas, plenas de tinieblas, mentiras, cinismos, hipocresías, comodidades, codicias, avaricias, angurrias, y otras barbaridades del alma humana entre los vivos... y también, más allá, entre los muertos... 

en la escrituras no figuraba la premonición sobre un Papa jesuita, y mucho menos de raigambre italiana pero nacido en la tierra del Señor, en Argentina... y ni siquiera existió la premonición sobre la coexistencia con un Papa de raigambre alemana, en estado de presencia "quieta"...

Juan XXIII no fue un Papa más... y sus efluvios espirituales aún flotan en los recintos vaticanos...

Juan Pablo I no fue un Papa más... y su muerte acosa aún los sueños de sus victimarios, escondidos en los extensos pasillos jamás descubiertos del submundo vaticano... sus victimarios, pobres en Dios, imbuidos de las hogueras eternas de los demonios sueltos en la Tierra, no supieron ver, ni tampoco asumir, el costo intrínseco posterior al corte de un destino que sí estaba escrito y que sí figuraba en alguna escritura, de las sagradas, no de las mentidas... algo que místicamente regresará hasta cumplir con los designios del Señor, a pesar de los humanos y sus miserias...

Juan Pablo II no fue un Papa más... reemplazando ciertos hechos de su antecesor, vino a doblar la historia vaticana... algo que no pocos trataron de impedir, sólo que esta vez Dios pudo neutralizarlos a tiempo, y la luz primó por sobre las tinieblas...

la mística de la santidad no es algo simple de alcanzar, porque para hacerlo necesitas estar imbuido de inocencia y humildad genuinas... estando espiritualmente conectado con las luces de Dios en la Tierra, algo tampoco simple, mucho menos fácil, asumiendo el sentido de valor que guardan las palabras y cómo deben asumirse desde las fuentes filosóficas de la vida, coincidiendo con las intenciones... 

si el hombre apreciara más los testimonios de la Virgen María a través del curso de las manifestaciones, se le simplificarían mucho sus hechos... pero, lamentablemente, el aire está tan denso como las almas, y estas últimas están todas atrapadas en urgencias inducidas por las tinieblas que han envuelto la Tierra, nublando los espíritus y cegando a los mortales, que además de ello, ya no escuchan ni entienden... ya que lo que respiran no es aire... ya que lo que beben no es agua... ya que lo que los alimenta, en realidad, los condena... 

más allá... el pecado no existe... pero sí existen los pesos de las consciencias... y cuando estas no son atendidas... toda la energía se concentra hasta hacer estallar las almas, implacablemente...

muchas personas creen que salva la misa y protege la iglesia, para luego salir a destrozar a cuanto ser humano se les cruza, aduciendo razones humanas, necesidades afines a las carencias del alma no alimentada con éticas y valores... pero en lo corriente... la oración aparece como un instrumento para zafar, para alcanzar una supuesta "aprobación" que no figura en ningún dogma ni tampoco en ningún pragma... de allí que los ojos traduzcan mentiras... de allí que las auras enseñen hipocresías... finalmente, sólo la consciencia en ejercicio... "salva".

indudablemente, ayer se han canonizado opuestos por el vértice, esto es que se han santificado los ángulos de distintas moléculas de distintas químicas, que curiosamente convergen hacia un fin común, que es escalar el alma hacia la luz... tema no menor a esta hora del doblez de la historia humana y de su espacio en el espacio, y de su lugar en la Tierra... 

este doblez, amerita la oración y el agradecimiento de una humanidad apurada... un agradecimiento que debe confluir hacia las almas de Benedicto y Francisco, dos espíritus que se han encontrado para "fundir" la historia... y habilitar una nueva... totalmente distinta... donde lo económico sea un mal recuerdo, y donde lo financiero sea una lejana pesadilla... donde las mafias se ahoguen en sus fuegos... donde las traiciones se diluyan en sus engaños...

los mil años que vienen... verán destellar nuevos humanismos necesarios...

no siempre los milenios, se inician cuando se los festejan... y tal lo anunciaron oportunamente los quichés (mayas)... efectivamente la historia se ha quebrado.
ABRIL 28, 2014.-

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