viernes, 11 de abril de 2014

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LA PELÍCULA DE LA SEMANA | LA IMAGEN PERDIDA

Habla, memoria

El camboyano Rithy Panh cuenta su tenebrosa infancia con la seguridad de que si en la edad madura los recuerdos de tu niñez no te buscan, tú les perseguirás



LA IMAGEN PERDIDA
Dirección: Rithy Panh.
Documental con animación. Camboya, 2013.
Duración: 92 minutos.
Después de quedar fascinado en los templos de Angkor ante aquella civilización remota que construyó arte mayúsculo en medio de la selva, de preguntarme por la enigmática sonrisa que adorna la boca de una estatua, de contemplar una vegetación exuberante que parece haber nacido incrustada en las piedras, puedes encontrarte en las calles con demasiadas personas tullidas. Y está claro que tanta minusvalía no puede ser de nacimiento. Alguien te aclara con naturalidad que es el resultado de la explosión de las minas que plantaron los jemeres rojos. Treinta y tantos años después algunos de esos artefactos creados para la devastación de gente inocente todavía no están desactivados. También puede ocurrir para tu espanto que un nativo, cuyo rostro y expresividad llevan huellas de que esa persona debió de haber tenido un pasado muy duro, relate sin histrionismo ni lágrimas que toda su familia fue exterminada, que él tuvo suerte, escapó, estuvo escondido durante cinco años sin cambiarse de camisa.
Aquella bestialidad que sufrió Camboya, en la que en nombre de la presunta revolución proletaria y el nuevo mundo igualitario y feliz los jemeres rojos, acaudillados por Pol Pot, discípulo enfervorizado y modélico del Gran Timonel Mao Tse Tung, se cargaron a dos millones de personas, la cuarta parte de la población, fue retratada con medios espectaculares y resultado irregular por Hollywood en Los gritos del silencio.


El escritor y director camboyano Rithy Panh no ha dispuesto de ese lujo ni de estrellas internacionales para contar su tenebrosa infancia en La imagen perdida, con la seguridad de que si en la edad madura los recuerdos de tu niñez no vienen a buscarte, tú les perseguirás a ellos. Ha tenido la osadía de contar sus recuerdos del genocidio utilizando muñequitos tallados en barro. No es un recurso gratuito ni un alarde experimental. Esas figuras habitando maquetas, acompañada por la escalofriante voz en off del narrador ofreciendo su testimonio, intercambiadas con imágenes documentales (cuentan que al hombre que filmó con su cámara algunos fragmentos de aquella insoportable realidad también le hicieron desaparecer los jemeres rojos) sobre aquella época de infamia, tortura física y síquica, aniquilación pausada o rápida y sin ofrecer razones no solo de adultos a los que Pol Pot y sus depredadoras huestes consideraban burgueses, intelectuales o contrarrevolucionarios, sino también de niños, mujeres y ancianos, te provocan idéntico horror y compasión que si fueran personas en movimiento.
La memoria de Rithy Panh asegura que los que eran reeducados para la sagrada misión de crear al hombre nuevo, un modelo libremente interpretado por los verdugos pero inicialmente inspirado por las teorías de Marx y de Rousseau, podían comer exclusivamente 25 gramos de arroz al día como premio a su trabajo de esclavos en los arrozales y picando piedra, pero que si eras hábil podías complementar ese alimento comiendo ratas.
Después de documentos como este o el que ofrecía Shoah, aquellos desolados versos de Neruda (ya sé que aquel poeta inmenso también exaltó en algún momento a Stalin) que comenzaban con “Sucede que me canso de ser hombre” resultan incontestables.

el dispensador dice: hay gentes que viven atadas a sus pasados, acosándose por lo perdido, por lo abandonado, por aquello que supieron valorar y/o cuidar... remordiéndose por la incapacidad de no ser aquello que debían en la circunstancia apropiada... cuando el momento pasa, no hay regreso... las oportunidades en la vida, no se repiten, rara vez vuelven... o lo que es lo mismo, aunque quieras, en vida no puedes regresar a tu propio pasado... porque cuando pasó, ya es pasado... es vapor de tiempos idos...
hay gentes que viven desatadas de sus pasados, huyendo del ayer que los persigue o bien simplemente tomando distancia de lo vivido, sea como aprendizaje, sea como omisión y olvido, sea como negación, todo vale para transcurrir la vida y cada quién procede según sus preceptos y sus circunstancias, interpretaciones mediante, perspectivas mediante...
la realidad es que los recuerdos funcionan como una película que se proyecta hacia la imaginación, sin pantalla, ya que no la necesita para reflejarse... y así es como se ve cuando te estás yendo, cuando estás cruzando el umbral para regresar a tu condición de espíritu... cuando pierdes masa para regresar al estado de vapor... cuando dejas atrás un cuerpo y sus dolores... cuando salteas las densidades y las comodidades... 
el humanismo está imbuido de memoria desbordante...
el no humanismo, o el anti-humanismo, toma de la memoria lo que conviene a sus intereses y desecha lo que no le sirve o no le conviene... allí hay una gran diferencia, no la única, no la única posible... ya que todo lo es...
no obstante la decisión de consciencia, la memoria del karma es inapelable a la persona, pertenece a ella por la eternidad... y está allí a resguardo eterno dando forma a la concesión de las gracias que se reciben para transitar cada vida, cada tiempo en un espacio, cada espacio durante un tiempo, efímero en esencia, y que hasta puede paralelizarse concediendo dos o tres vidas simultáneas... para resolver ecuaciones pendientes... para despejar fórmulas irresueltas... para repasar lo omitido... para reparar puentes quebrados... 
y la pantalla está en la propia mente, en algún lugar recóndito de la neurona... buscando la convergencia entre la huella y la sombra... buscando la confluencia entre la consciencia y la razón... de pronto la luz... de pronto la paz... de pronto la liberación de los tormentos terrenales... de pronto todo está allí y estás mirando a los que alguna vez te acompañaron y aún permanecen en el lado denso de los tiempos respirables... pero de allá no te quieres ir... cuando estás allá, no quieres regresar... 
cultiva la consciencia tanto como la memoria... te servirán en próximo viaje... te lo aseguro...
ABRIL 11, 2014.-


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