sábado, 26 de abril de 2014

SI TUVIERA QUE ELEGIR OTRA VEZ || “Si tuviera que elegir otra vez, no sería científica” | Sociedad | EL PAÍS

“Si tuviera que elegir otra vez, no sería científica” | Sociedad | EL PAÍS   





DESAYUNO CON... HÉLÈNE LANGEVIN-JOLIOT

“Si tuviera que elegir otra vez, no sería científica”

La física nuclear y nieta de Marie Curie, de 86 años, sorprende por su vitalidad y sus ganas de transmitir lo que sabe



Hélène Langevin-Joliot. / CARLOS ROSILLO



Pertenecer a la familia Curie puede suponer muchas ventajas o igual número de inconvenientes. Como todo, según se mire. Probablemente, a la nieta de la primera mujer que ganó un Nobel se le hayan abierto más puertas que a otros por formar parte de la única familia distinguida cinco veces con el máximo galardón científico. Pero vivir con esa herencia e intentar estar a la altura no debe de ser fácil. Hélène Langevin-Joliot quita hierro al asunto: “Mi madre decía que las experiencias que la hicieron más feliz no fueron los logros profesionales. Eso alivia presión”, asegura riendo.

Después de 20 entrevistas, una conferencia y una larga hora de fotos con admiradores en apenas tres días, el cansancio comienza a hacer mella en su rostro, pero no en su ánimo. Con 86 años, sorprende su vitalidad, su curiosidad y sus ganas de transmitir lo que sabe a quien quiera escuchar.
¿Por qué eligió dedicarse a la investigación? “La respuesta sería por qué no”, suelta sin más, con una sonrisa burlona. “Era buena en física y matemáticas. Y con la familia que tenía, era lo lógico”. Después de una pausa, matiza: “Mis padres nunca me presionaron para que me dedicara a esto”. Con los años, se convirtió en directora del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, de importancia similar al CSIC en España, y en profesora de Física Nuclear en la Universidad de París. A pesar de sus logros, afirma con contundencia que “si tuviera que elegir otra vez, no sería científica”. “Es un mundo muy competitivo y resulta más duro para las mujeres. Todavía queda mucho por hacer. La igualdad llegará cuando en las academias se elija a científicas de nivel medio, igual que ahora hay muchos hombres que no son especialmente brillantes”.

Mi madre decía que las experiencias que la hicieron más feliz no fueron las profesionales"
Marie Curie e Irène Joliot-Curie nunca fueron admitidas en la Academia de Ciencias de Francia. Al contrario que Frédéric Joliot, padre de Hélène. “Hubo una campaña durísima contra mi abuela porque era mujer y polaca. A ella le afectó mucho y no volvió a presentarse. El caso de mi madre fue distinto. Se postuló hasta tres veces. Y no porque le hiciera especial ilusión, sino para defender sus derechos. Creía firmemente que la mujer tenía las mismas capacidades que los hombres para dedicarse a la investigación y debía ser igualmente reconocida. Por eso aceptó también el puesto de secretaria de Estado incluso antes de que se aprobara el voto femenino”, relata orgullosa. “Pero solo duró tres meses porque el cargo no iba con su personalidad. Tenía muy poca paciencia. Cuando se aburría en las reuniones, se iba sin dar más explicación”, ríe. “Mis padres eran tan diferentes como mis abuelos. Marie era organizada y trabajadora, como mi padre. Y Pierre era un soñador, como mi madre. Ella tenía las ideas muy claras, pero no pretendía convencer a nadie. Decía esto es así, y punto. No se podía discutir con ella”. Las risas continúan. ¿Y usted con quién se identifica más? “Con Marie”, afirma sin dudarlo. Y luego añade modesta: “Salvando las distancias, claro”.
Viaja por el mundo para hablar, sobre todo, de su familia. Y en esta ocasión ha participado en un acto organizado por el CSIC con ocasión de la exposición sobre Marie Curie en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. “Mi madre me enseñó que no hace falta ser un genio para dedicarse a la ciencia. Lo importante es ser feliz con la investigación y si de paso puedes mejorar un poquito el mundo con tu trabajo, todavía mejor”.

el dispensador dice:
las segundas oportunidades no abundan,
sobran alces sobre las tundras...

las segundas oportunidades no abundan,
a veces los faros confunden,
a veces los faros no alumbran,
a veces los que ven... se asustan...
a veces los que oyen... no escuchan...
insistiendo en repartir sus culpas,
sobre espaldas ajenas,
escudados en miradas ocultas...

elegir ser "persona",
antes que cualquier otra cosa,
tener el "don de gente",
antes que vender espejos,
a aquellos que andan impacientes...
aceptar que el ángel va al frente,
y que la consciencia es esencia vehemente,
que cuando a ellos no se los atiende,
se confunde lo que se entiende...
asumiendo que la prioridad es lo urgente...
asumiendo que el vivir es enaltecer al que miente...

envidias atrapan a las gentes,
quitándoles el ser gente,
luego vienen los cinismos,
oportunismos indigentes,
hipocresías sonrientes,
vanidades de los renuentes,
que llaman a otros dementes,
empujando a otros a abismos hirvientes,
para luego sorprenderse,
y llorar sin enrojecerse...

¿dónde está la felicidad?...
en evitar el apuro,
haciéndose siempre presente,
extendiendo la mano,
sin preguntar qué se quiere...

¿dónde está la felicidad?,
en amar lo que se recibe,
en amar lo que se concede,
la harina conserva el amor,
cuando lo que se amasa no se vende...
cuando nada se compra,
cuando vale aquello que llueve...

¿dónde está la felicidad?,
en beber de las fuentes, 
en reconocer las esencias que aparecen,
en dar gracias por la gracia,
de respirar mientras se puede...

naces para atravesar un destino,
y contra ello... no puedes.
ABRIL 26, 2014.-













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