jueves, 17 de octubre de 2013

VENECIA PAVIMENTADA ► Otras formas de habitar >> Sin Título (Untitled) >> Blogs EL PAÍS

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Otras formas de habitar

Por: | 13 de octubre de 2013
Aldo_rossi
Dionisio González de la serie expuesta en Real Venice. Cortesía de la galería Ivorypress (Madrid).
El proyecto moderno, también en lo referido a la arquitectura, está lleno de fracturas, de huecos, de faltas. No sólo porque imagina unos espacios en esencia masculinos, pensados por hombres que relegan a las mujeres al puro diseño –como ocurre con Alvar y Aino Aalto o con Le Courbusier, quien diseñó su famosa silla con Charlotte Perriand y se quedó luego con todo el crédito. El proyecto moderno está lleno de huecos porque, pese a todo lo que se dice, simboliza en bastantes casos la exclusión real de la utopía, el deseo de construir el mundo no cómo ese necesita para ser habitado, sino a la imagen y semejanza de ciertas aspiraciones. De hecho, un día una amiga arquitecta, viendo los planos llenos de color –casi dibujos- de la diseñadora, artista y profesora Sophie Taeuber, me hacía notar la falta absoluta de color –con lo que esto significa- en los planos arquitectónicos –y falta de color a menudo en los edificios mismos. 
 
Después, el proyecto moderno se exasperaría en los edificios-escultura que fueron proliferando por el mundo como otra inesperada forma de fractura poderosísima, hueco y falta, añadidos al urbanismo de las ciudades: bellas obras fuera decontexto. Y, luego, agudizando la fractura más si cabe, algunos de esos edificios-escultura que tomaban las viejas ciudades como si cada avenida fuera Dubai –bellezas inesperadas en medio del desierto-, se quedaban suspendidos, casi a medio hacer, ruinas modernas demasiado caras de terminar o mantener.

Pero me dicen que en Shanghai, para acelerar el proceso de construcción de una ciudad que bulle –o bullía- entre nuevas construcciones, los obreros no bajan de los altísimos rascacielos ni para dormir: viven allí para no desaprovechar ni un minuto. Son un poco esos “no-lugares” de Marc Augé, lugares en tránsito que se oponen al concepto antiguo del hogar y la pertenencia; lugares que acarrean cierta nostalgia moderna por querer volver e improvisar la permanencia en lo inestable y transitorio, como ocurre por ejemplo en la favelas. Lo transitorio, la ruina, el hueco, la fractura y la falta –entendida en el sentido lacaniano, lo que no se llena jamás- son características de las ciudades actuales que tienen ese regusto de pastiche en el cual todo se contrapone en capas y se acumula y se niega, adquiriendo el aspecto de un montaje digital, con nuevas capacidades de rememoración y nuevos huecos que hacen que la realidad se parezca a veces mucho a las puestas en escena espaciales de Dionisio González.

Giudecca8c
Lo pensaba al ver la serie que el artista presentó en Real Venice (arriba en la foto) , la muestra comisariada por Elena Ochoa Foster y el equipo de Ivorypress con motivo de la Bienal de Venecia de 2011: el perfil obstinado de Venecia era “invadido” por esas obras que no se pueden llegar a hacer en una ciudad secuestrada por su historia y en la cual es imposible encontrar un resquicio para nuevas construcciones. Brotaban en la fotografía de la manera que brotan en los diferentes contextos que usa Dionisio González y que a cada paso nos recuerdan tanto el hueco como la incongruencia;capas que, pese a todo, también en las ciudades  van mezclándose y contradiciéndose.

Lo cierto es que Dionisio González busca contextos contradictorio, en extinción y, como el mejor urbanista, los estudia con sumo cuidado para luego intervenirlos. Todo se transforma, igual que en las ciudades asiáticas; todo se trastoca en ese proyecto contundente y delicado que Dionisio González propone y que ahora puede verse en la Sala Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid en una exposición que a su modo tiene algo que pequeña retrospectiva con la fabulosas imágenes de las favelas, Vietnam o Estados Unidos.

Es una búsqueda sin tregua que oscila entre la ruina y el reaprovechamiento o, lo que es igual, entre lo que no llegó a ser y la utopía. Es una especie de "fotografía sostenible" en la cual cada entono es modificado creando la impresión de una realidad perturbadora que siempre ha estado ahí. Es una forma eficaz de mostar los huecos, todo lo que el poder borra o trata de borrar; esos lugares del borde o conflictivos, por una u otra razón, donde las relaciones entre las cosas son siempre fructíferas, soluciones que se rebelan frente a la estandariazación y que, en el fondo, llevan un paso más allá la realidad de la cual se parte, aquella que creíamos conocer. Son imágenes del pespunteado y de la reparación-por usar el termino de Kader Attia. Dicho de otro modo, de la utopía.

Por este motivo en su última muestra en Ivorypress, el verano pasado- Dionisio González se interesaba por los proyecto que nunca fueron de Le Coubusier. Parece una búsqueda de lo frágil, casi la ruina avant la lettre,  lo que hay que suturar. Porque lo que persigue en las imágenes bellas y eficaces, no es jamás convencional – así deja que la mirada de tambalee de igual modo por la pobreza o paisajes idílicos. Se trata de trascender lo cotidiano y situarse en un plano donde se va buscando el hueco, un lenguaje que hable del deseo que tiene mucho que ver con las ciudades y sus contradicciones actuales.

Sin Título

Pero, ¿qué es el arte contemporáneo? Hay tantas respuestas como artistas. Por eso Sin título (Untitled) es un espacio abierto para informarse, debatir y, sobre todo, apreciar el arte de todos los tiempos y lugares, con especial énfasis en el latinoamericano. Un blog colectivo de contenidos originales y comentarios sobre la actualidad.

Sobre los autores

Es un blog colectivo elaborado por periodistas especializados de EL PAÍS y otros colaboradores.


el dispensador dice:
¿puedes imaginarte una Venecia sin canales?,
¿puedes imaginarte una Amsterdam sin canales?,
¿puedes imaginarte una San Petersburgo sin canales?,
¿puedes imaginarte una Alappuzha sin canales?,
¿puedes imaginarte una Monastervin sin canales?,
¿puedes imaginarte una Suzhou sin canales?,
¿puedes imaginarlas sin atender al sonido de las aguas meciéndose?,
¿puedes imaginarlas sin escuchar el bullicio de sus navegantes?,
¿puedes imaginarlas pavimentadas,
atrapadas entre tránsitos y urgencias de gentes apuradas?,
¿cómo se podría habitarlas?,
¿serían vivibles o serían despreciadas?,
cada lugar guarda sus propias vibras,
y se distinguen por aquello que los viste,
deformidades de las normalidades que insisten,
en que las cosas son... según existen...
a los ojos de las gentes,
que pasan admirando lo que sus vidas les ofrecen,
para apreciar lo distinto de lo que habitualmente viven,
por lo que a veces lloran,
por lo que a veces ríen...
alguien imagina el arte,
y el arte imagina a su artista,
de diseños se nutren las aristas,
y de ángulos se visten las arquitecturas,
donde las aguas anidan...
allí es donde realmente se aprende,
lo que el arte hace a la vida,
húmedo uno se lo imagina,
cargado de mohos que atrapan y trajinan,
lugares donde no hay esquinas,
ni veredas por donde las gentes se cruzan y se arriman...
sin embargo,
los reflejos en el agua miman,
y las miradas se animan,
donde menos se lo espera,
alguien descubre aquello que adivina...
se escuchan palabras,
mientras el agua golpea los botes,
avisando que es ella... la  que está viva...
protegiendo a las personas que andan transitando sus propias vidas.
OCTUBRE 17, 2013.-

 

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