FÍSICA | Análisis tras el Nobel de Física
La naturaleza es caprichosa, el mecanismo de Higgs no
Detector del experimento CMS en el CERN. | EM
Pablo García Abia | Madrid
Actualizado martes 08/10/2013 22:31 horas
Después de año y medio de oír hablar de física de partículas, con la excusa del famoso bosón, uno cree no cometer sacrilegio alguno al aventurarse a escribir sobre los caprichosos vaivenes de los quarks.
Estas diminutas partículas elementales que, agrupadas de tres en tres, dan lugar a los protones y neutrones de los núcleos atómicos, tienen "sabor cuántico". Confinados en los protones y neutrones, estos quarks cambian de sabor: los de tipo "up" se transforman en "down", y estos en "up", en una danza como de fuego donde electrones, positrones y neutrinos son los invitados de honor. Este proceso físico, denominado "desintegración beta", es clave para que tengan lugar las reacciones de fusión nuclear en las estrellas, incluido el Sol. En estas reacciones no sólo se genera una cantidad ingente de energía (luz y calor), sino que se crean núcleos de átomos pesados como carbono, oxígeno, hierro y un largo etcétera. Es cuestión de tiempo que la evolución de las estrellas se encargue de esparcir esos átomos por sus proximidades, dando lugar a planetas, petunias y laboratorios donde se cultiva el conocimiento.
La naturaleza es caprichosa en sus manifestaciones, pero no así en sus mecanismos. El cambio de sabor de los quarks es consecuencia de la fuerza nuclear débil que, en el Modelo Estándar de la física de partículas, es "propagada" por unos bosones llamados Z y W. El campo de Higgs es el responsable de que estas partículas sean muy masivas y de que, por tanto, la desintegración beta tenga lugar al ritmo sosegado que permite a las estrellas brillar durante miles de millones de años, de gran beneficio para nuestra propia existencia.
La Academia Sueca de Ciencias no ha pasado por alto la importancia del mecanismo de Brout-Englert-Higgs en el Modelo Estándar, concediendo el Premio Nobel de Física a los físicos Englert y Higgs "por el descubrimiento teórico" -en 1964- "del mecanismo que contribuye a nuestra comprensión del origen de la masa de las partículas subatómicas". Un factor determinante para que Englert y Higgs recibieran este reconocimiento ha sido la reciente confirmación de su modelo "a través del descubrimiento de la partícula fundamental predicha" -el bosón de Higgs- "por los experimentos ATLAS y CMS del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN".
A este esfuerzo colectivo han contribuido de forma significativa los grupos de investigación españoles miembros de los experimentos ATLAS y CMS del CERN, dando sobrada cuenta de la limitada inversión española en investigación fundamental.
Pablo García Abia es físico en el Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) y miembro del experimento CMS del CERN de Ginebra que halló el bosón de Higgs.
Estas diminutas partículas elementales que, agrupadas de tres en tres, dan lugar a los protones y neutrones de los núcleos atómicos, tienen "sabor cuántico". Confinados en los protones y neutrones, estos quarks cambian de sabor: los de tipo "up" se transforman en "down", y estos en "up", en una danza como de fuego donde electrones, positrones y neutrinos son los invitados de honor. Este proceso físico, denominado "desintegración beta", es clave para que tengan lugar las reacciones de fusión nuclear en las estrellas, incluido el Sol. En estas reacciones no sólo se genera una cantidad ingente de energía (luz y calor), sino que se crean núcleos de átomos pesados como carbono, oxígeno, hierro y un largo etcétera. Es cuestión de tiempo que la evolución de las estrellas se encargue de esparcir esos átomos por sus proximidades, dando lugar a planetas, petunias y laboratorios donde se cultiva el conocimiento.
La naturaleza es caprichosa en sus manifestaciones, pero no así en sus mecanismos. El cambio de sabor de los quarks es consecuencia de la fuerza nuclear débil que, en el Modelo Estándar de la física de partículas, es "propagada" por unos bosones llamados Z y W. El campo de Higgs es el responsable de que estas partículas sean muy masivas y de que, por tanto, la desintegración beta tenga lugar al ritmo sosegado que permite a las estrellas brillar durante miles de millones de años, de gran beneficio para nuestra propia existencia.
La Academia Sueca de Ciencias no ha pasado por alto la importancia del mecanismo de Brout-Englert-Higgs en el Modelo Estándar, concediendo el Premio Nobel de Física a los físicos Englert y Higgs "por el descubrimiento teórico" -en 1964- "del mecanismo que contribuye a nuestra comprensión del origen de la masa de las partículas subatómicas". Un factor determinante para que Englert y Higgs recibieran este reconocimiento ha sido la reciente confirmación de su modelo "a través del descubrimiento de la partícula fundamental predicha" -el bosón de Higgs- "por los experimentos ATLAS y CMS del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN".
A este esfuerzo colectivo han contribuido de forma significativa los grupos de investigación españoles miembros de los experimentos ATLAS y CMS del CERN, dando sobrada cuenta de la limitada inversión española en investigación fundamental.
Pablo García Abia es físico en el Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) y miembro del experimento CMS del CERN de Ginebra que halló el bosón de Higgs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario