lunes, 21 de octubre de 2013

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desde Donostia, San Sebastián, España, por Manu de Ordoñana, para todos vosotros:
Promocionar un libro | serescritor.com

Promocionar un libro Hasta hace poco, el escritor se desentendía de la tarea promocional de su libro, de eso se encargaba su agente o la propia editorial. Ahora, con la autoedición, ese rol lo ha de asumir el propio autor. Es una trabajo que muchos escritores se niegan a realizar, por considerarlo indigno a su condición, una actitud que yo no voy a discutir. El problema es que si nadie realiza esa labor, lo probable es que no venda más de 50 ejemplares, lo que a muchos les importa un bledo, si escriben por diversión. Pero si quiere ganar dinero con su libro ─o lo necesita porque vive de ello─, no tendrá más remedio que aplicarse en la promoción.
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Manu de Ordoñana
Donostia-San Sebastián
España

Promocionar un libro

Categoría (General, Marketing para vender libros, Publicar un libro) por Manu de Ordoñana el 20-10-2013

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Escribir, corregir, maquetar, componer, autoeditar… todo eso lo sabemos hacer, o lo podemos obtener gastando un poco de dinero. ¿Y ahora qué? La imprenta te ha enviado 500 ejemplares de la novela que terminaste de escribir hace tres meses. Ya tienes el producto, has establecido un precio (cuidado, no te pases). Pero un plan de marketing eficaz te obliga a actuar en 4 direcciones y te faltan dos: la promoción y el canal de distribución. Si te has decidido por la autoedición y quieres cosechar un cierto éxito, tienes que cerrar el ciclo y ocuparte de estos dos capítulos. En este artículo, analizaremos el primero.
Promocionar un libro
Antes, si un escritor conseguía publicar su libro, él se desentendía de la tarea promocional, de eso se encargaba su agente o la propia editorial. Ahora, con la autoedición, ese rol lo ha de asumir el propio autor. Él tendrá que dedicar un tiempo para dar a conocer su obra, mermando así su capacidad para abordar un nuevo proyecto. Es una trabajo que muchos escritores se niegan a realizar, por considerarlo indigno a su condición, una actitud que yo no voy a discutir. El problema es que si nadie realiza esa labor, lo probable es que no venda más de 50 ejemplares, lo que a muchos les importa un bledo, si escriben por diversión.
Pero si el escritor quiere ganar dinero con su libro ─o lo necesita porque vive de ello─, no tendrá más remedio que aplicarse en la promoción. El comprador de un libro adopta una actitud vehemente de adquirirlo en el momento que lo asocia con un escritor del que posee una opinión favorable. Pero si nunca ha oído hablar de él, le provoca una sensación de rechazo difícil de superar.
Mas ¿cómo un autor desconocido puede llegar a la fama? ¿por qué un escritor mediocre arrasa con un bestseller de escaso mérito y otro más exquisito no acierta a salir de la penumbra? Le falló la promoción, la publicidad, seguro. El problema es que todo eso cuesta dinero y un escritor diletante que acaba de escribir su primera novela no lo tiene. Vayamos por partes:
Primera fase. El mercado local
Primero acometer el ámbito local, limitado a la ciudad en que vives y quizá sus alrededores. Es importante obtener un cierto éxito allí donde la gente te conoce, al menos, para saber si la novela tiene algún mérito. Aunque los comentarios que vas a recibir de viva voz sean elogiosos, tú tienes criterio suficiente para juzgar los matices, la forma en que se dicen, para concluir si vale la pena continuar.
¿En qué consiste ese trabajo? En un cúmulo de pequeñas actuaciones que empiezan por darte a conocer a la prensa, tanto la escrita como la radio, contactar con los responsables de la sección de cultura, normalmente, atienden a los autores de la cantera. Un consejo: dáselo todo hecho (la foto y la biografía del autor, la imagen de la portada, sinopsis, comentarios de los colegas, reseñas de los eventos, incluso la entrevista ya escrita con la sarta de preguntas y respuestas), que no tengan que inventar nada nuevo.
Pero antes, habrás tenido que distribuir ─sí, tú mismo, con tu coche─ los libros en las librerías de la ciudad para que los lectores interesados lo puedan comprar, tras haber escuchado un elogio en los medios, sin olvidar a esas librerías de barrio que venden periódicos y un poco de todo, sus propietarios suelen ser buenos prescriptores, incluso te dejarán un rincón de su establecimiento, un domingo por la mañana, para que vendas tu libro (con un porcentaje para ellos) y lo dediques a quien lo solicite (yo lo he hecho tres veces en mi barrio, y he colocado 68 ejemplares). Y si tienes que exponer en un mercadillo local en el que haya libros viejos, no te amilanes. Hazlo, disfrutarás de lo lindo, aunque alguno te pueda acusar de desprestigiar la profesión.
Resulta también eficaz hacer la presentación del libro en bibliotecas y casas de cultura. Si haces propaganda del evento (carteles colocados en sitios estratégicos, prensa y radio), y cuentas con la colaboración de un presentador de prestigio, puedes conseguir hasta 50 asistentes y, a su término, vender 20 ejemplares firmados, si pones la guinda de un precio rebajado.
Al final, se trata de armar ruido, cuanto más, mejor. El objetivo es que, a nivel local, consigas unos ingresos suficientes para recuperar la inversión, eso se consigue con 300-400 ejemplares vendidos. En esta primera parte, dedícate nada más a eso, a la promoción, es un trabajo arduo pero produce satisfacción. Y cuando lo hayas conseguido, tienes recursos económicos para pasar a la siguiente.
Segunda fase. El mercado global
Es el momento de dar el salto a lo global. Y aquí no hay ninguna duda, lo global es Internet. Si las nuevas tecnologías amenazan a la industria editorial, para el escritor diletante representan una oportunidad. El año pasado, los títulos autoeditados fueron más que los que publicaron las editoriales tradicionales. Y la Feria del Libro de Fráncfort, que cerró el domingo pasado dedicó por vez primera un espacio específico a este subsector, agrupado con un prometedor (o inquietante) título: la próxima generación. La conjunción entre Internet, la edición digital y la impresión bajo demanda ha empezado a dar sus frutos y los escritores han empezado a comprender que ya no necesitan a los editores, lo cual no quiere decir que éstos vayan a desaparecer, se especializarán en nichos o se centrarán en los autores consagrados.
Hace unos meses, leí el caso de Eloy Moreno, un joven castellonense de 37 años que decidió emprender su propio proyecto editorial con su primera novela, “El bolígrafo de gel verde”. Primero, tienda por tienda, y luego a través de Internet, llegó a vender más de 3.000 ejemplares. Este éxito hizo que la editorial Espasa decidiera reeditarla en 2011 y ya se han realizado trece ediciones, con más de 100.000 ejemplares vendidos. La novela ha sido traducida al catalán, el italiano y el holandés y, recientemente, al taiwanés. Todo un ejemplo.
Pues bien, si has superado la primera fase, se trata ahora de situar tu novela en las tiendas de venta de libros online. ¿En cuáles? En todas las que puedas. Te sugiero Amazon, Barnes & Noble, Google Play, iBookstore, Kobo, Lulu, y Bubok para los lectores de habla hispánica. ¿ Y cómo se hace eso? Los que saben dicen que es fácil, pero a mí no me lo parece, hay que tener algún conocimiento informático, si no te vuelves loco. Lo mejor, es contratar el servicio de un experto. Por menos de 100 euros y quizá un pequeño porcentaje sobre los ingresos obtenidos, lo puedes conseguir, para el amntenimiento. Pero si lo quieres hacer tú mismo, en este enlace encontrarás una buena ayuda.
Ya tienes tu libro colgado en los portales más importantes del mundo al que acceden millones de compradores, pero oculto en un bosque de también millones de libros. ¿Crees que alguien se va a fijar en el tuyo? No. Tienes que hacer algo más. Igual te conviene hacer algo de publicidad. Creo que no es una mala idea. Existen varias formas de hacerlo sin gastar mucho dinero ─para eso tienes ese remanente que has obtenido en la primera fase─, pero explicarlo igual exige un artículo nuevo más adelante. Mientras tanto, te sugiero que leas la anécdota que nos cuenta José Antonio Espinosa en su blog.


el dispensador dice: la cultura guarda distintas maneras de expresarse según los tiempos, según las circunstancias, según los conflictos, según las tragedias, según los dramas sociales, según las bonanzas, según las esperanzas, por ende la cultura se identifica plenamente con las visiones de cada generación humana, con su consciencia social, y con sus visiones públicas de hechos que la envuelven y la afectan... en dicho contexto, el acto creativo se traduce a pintura, escritura, escultura, música y hasta cualquier otra artesanía, por más pequeña que esta sea... si observa cuidadosamente, cada circunstancia social, cada coyuntura social, enseña una sincronía singular en las expresiones artísticas, las que aún siendo diferentes, son armónicas dentro de cada generación, representándola... sea por memoria... sea por capacidad de lectura e interpretación... sea por estridencia... sea por elaboración abstracta... esto es que siempre, según el tiempo, hay una coincidencia en ciertos ángulos inherentes a la expresión en sí misma... 
El mundo atraviesa hoy un volumen significativo de anonimatos, esto es gentes con suficiente genio creativo, pero negadas por los modelos perversos de las corporaciones de medios, editoriales, artísticas de cualquier índole y/o factor... muchos de dichos genios anónimos se evaporan entre frustraciones inducidas por los "negadores" funcionarios de corporaciones vacías de contenidos, desbordantes de negocios oportunistas que priorizan todo aquello que sirve para denigrar, deformar y someter al conjunto social, diluyéndole la mirada y hasta insultándole la consciencia pública, algo que las mayorías, consumidas en las limitaciones que impone la ignorancia, pasan por alto y dan por bueno, cuando en verdad está lejos de serlo... de allí la manipulación de los premios... de allí la manipulación de los reconocimientos... de allí la concesión de espacios que favorecen a unos pocos y desmerecen a unos muchos... dando forma al desconcierto que atraviesa la civilización humana en curso de extinción...
Léase... hay muchos anónimos produciendo, creando, imaginando, pensando, mientras que hay unos pocos "evitando", "eludiendo", "retrasando", "prometiendo", pero finalmente mintiendo para ganar tiempo y conceder la derecha a alguna conveniencia que "demora la evolución del pensamiento legítimo". Traducido, las corporaciones editoriales evitan por todos los medios a su alcance, que las gentes "piensen" apropiadamente, formando el tejido social que da forma a la consciencia pública... desde luego, esto no sucede ahora, sino desde que el mundo de los negocios invadió la cultura, destrozándola.
En dicho contexto paisajístico, son más los frustrados que los eternamente felicitados y premiados... por ende, es mucho más el genio que se pierde que el que se produce... de allí que muchos autores de cualquier arte, hayan asumido la iniciativa de representarse a sí mismos, evitando las manipulaciones comunes a editores cínicos, hipócritas y/o perversos, además de ineptos y obsecuentes... de allí la pobreza de los Nobel... y de allí la pobreza de los premios literarios que envuelven el mundo humano de estas horas... "mucha guitarra, pocos acordes notables"...
De allí que el arte se haya vuelto un "cuesta arriba" permanente, o una "carrera con obstáculos", donde cuanto más se cansa el creativo, más altas serán las vallas que encontrará, impidiéndole llegar a meta alguna... un invento que occidente gestó a partir de elucubraciones financieras que evitan que la gente consiga lo que pretende a través de un crédito... traducido una vez más, así como los bancos fueron creados para robar a las gentes... del mismo modo, las editoriales fueron creadas para insultar a la inteligencia pública... y esto debe quedar bien claro, para cualquier tipo de autor o artista... de allí los huecos... de allí los vacíos crecientes...
Muchos autores frustrados, vienen asumiendo el día después de su última página... y se encuentran con que deberán afrontar una realidad para nada grata... la de seguir siendo "anónimos, a pesar de...", pero ello no debe desalentarlos, porque este mundo está curiosamente globalizado, e internet ha quebrado todas las barreras temporales y de distancias, incluyendo en ellas hasta las idiomáticas... y las redes sociales se han encargado de poner en valor, un montón de iniciativas de importancia singular... lo demás, es cuestión de animarse... y hacer a pesar de las fuerzas en contrario, comunes a esta civilización desconcertada.
Cada iniciativa no debe estar imbuida de éxitos ansiosos, ya que cualquier fruta demanda tiempo en su maduración, y cada quien debe aprender a leer sus propias circunstancias... prueba... error.. reiteración... logro... partiendo de la premisa que el logro no es una revelación económica... antes bien debe serlo de reconocimiento público, que es en esencia lo único que importa... ya que si el emprendimiento parte de la premisa que debe constituirse en un beneficio económico en sí mismo, la frustración devorará cualquier éxito incipiente... cada autor debe ser consciente que el cerebro de la corporación editorial, comienza por destruir contextos para abrir espacios que faciliten la instalación de un producto, por peor que este sea... de allí las barbaridades que visten miles de páginas cada día... de allí las barbaridades que visten miles de horas de radio y televisión, cada día...
Por ello, cuando llegas a la última letra, de la última palabra, de la última página... es bueno tener en mente, que lo sigue, o lo que siga, también deberá ser un acto de creación... que además deberá estar acompañado de capacidades especiales para "soportar" los tiempos y sus avatares. No obstante ello, nada, absolutamente nada, debe frustrar al creador... porque los talentos deben traducirse según sus propios tiempos, y ellos son afines a sus karmas y sus memorias.
OCTUBRE 21, 2013.-


 

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