jueves, 10 de octubre de 2013

EN EL AIRE ▲ 200 días sin posarse

200 días sin posarse

200 días sin posarse

Documentado por primera vez un vuelo continuado de casi siete meses de tres vencejos reales


El vencejo real migra de Europa a África Occidental / d. occiato (nature)

Del oeste africano al centro de Europa: la ruta migratoria es habitual en muchas especies de aves, pero la novedad es que, por primera vez, se ha podido demostrar que al menos tres ejemplares de vencejo real (Tachymarptis melba) han dedicado 200 días al recorrido, y que lo han hecho sin posarse. Todas las actividades, incluido dormir, se hicieron en el aire, señala el equipo dirigido por Erich Bächler, del Instituto Ornitológico de Suiza, en un artículo publicado en Nature Communications.

El trabajo se hizo siguiendo unos emisores en los animales que recogían la actividad de las aves, y así se pudo verificar que no dejaban de aletear o planear ni un momento. Hasta ahora, afirman los zoólogos, esta actividad continuada solo se había documentado en animales marinos.

El mayor problema –al que los autores dedican más discusión- es al problema del sueño. Los datos muestran que hay periodos de menor actividad, en los que se supone que el pájaro descansaba, pero no que se posara (salvo que lo hiciera siempre con la misma configuración del cuerpo y las alas que cuando planean de día, por ejemplo). Esto quiere decir que no hay privación de sueño durante largos vuelos, algo que iría contra la salud de los animales, afirman en el artículo.

El ensayo empezó en zonas de reproducción en Suiza, y se observaron dos pautas diferentes: al emigrar al sur hay periodos de descanso. Es en la posterior vuelta al norte cuando parece que no hay descanso. Eso se pudo comprobar porque de seis animales marcados se recuperaron datos de tres.

La muestra es pequeña, admiten los autores, pero la coincidencia de datos apunta a que el comportamiento es general.


el dispensador dice:
es curioso,
no podrías estar doscientos días caminando,
como tampoco podrías estar doscientos corriendo,
y mucho menos comiendo,
no soportarías estar doscientos días soñando,
ni tampoco permanecer hablando,
hasta sería insoportable estar escuchando...
claro está, eso te hace humano...
ninguna soberbia alimenta el tranco...
sin embargo, 
las aves pueden estar doscientos días volando,
alimentándose de los aires,
nutriéndose de humedades,
respirando vaguedades,
de corrientes y térmicas que orientan largos viajes...
es raro ver cómo cambian los paisajes,
según las alturas, según los mensajes,
según las lecturas que provee cada llave...
como sea,
hay que tener espíritu,
para enfrentar semejante viaje...
saber que se llegará,
y que esta vida, sólo habrá sido un "pasaje".
OCTUBRE 10, 2013.-
 

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