Rubén Amón
Blog de Pecho
Bergoglio y la música
Los melómanos teníamos simpatía a Ratzinger por haber abujardo del repertorio parroquial y por su buen gusto musical. Tocaba el piano, admiraba a Mozart, reconocía su devoción al "Don Giovanni", aunque también citaba a Bach como "el principio del principio" y reconocía en Beethoven la incertidumbre del hombre en el abismo y la expectativa de la redención por encima de los tormentos.
Menos detalles habían trascendido sobre la sensibilidad musical de Jorge Mario Bergoglio, pero él mismo lo ha desglosado en su entrevista de 12.000 palabras a "Civiltá Cattolica". Puede hablarse de un continuismo con Ratzinger porque Francisco destaca a Bach, Mozart y Beethoven como la santísima trinidad de la música occidental, pero también repesca a Wagner. No sólo destacando el "Anillo del nibelungo" que Furtwängler dirigió en La Scala en 1952. También insistiendo en el "Parsifal" que concibió Knnapertsbusch con ocasión del Festival de Bayreuth de 1962.
Tiene criterio Bergoglio. Para demostrarlo, les proponemos una extrapolación audiovisual de las recomendaciones que él mismo hace en la entrevista cuando le preguntan sobre la música que lo acompaña. Comenzando por la "Misa en do menor" de Mozart y por el pasaje del "Et incarnatus est". No cita una referencia concreta Bergoglio. Por eso nos tomamos la libertad de escoger a Miah Persson a las órdenes de Gardiner.
Dice Bergoglio que la música de Mozart conduce a Dios. Mejor aún cuando el mediador facilita el camino. Y es entonces donde el Papa elogia el piano y el pianismo de Clara Haskil.
Las declaraciones del Papa se detienen no tanto de oficio como por devoción en las pasiones de Bach. Huelgan las distinciones entre la de San Juan o la de San Mateo, aunque subraya de ésta última el trance del "Erbarme Dich". Escúchenlo, desde el más allá con la voz de la Stutzmann.
Las últimas reflexiones del Papa conciernen a Wagner y Beethoven. Le gusta escucharlo "prometeicamente", como él mismo declara. Por eso prefiere al "intérprete más prometeico", que para él -y para el resto de la feligresía también- es Furtwängler.
el dispensador dice:
la música que escuchas,
habla de vos,
habla de tu paz,
habla de tu concordia,
habla de tu armonía,
eso mismo que mora,
en tu verdadero "yo",
aquello que reluce como una joya,
aquello que al alma desenrolla,
que despliega los sentimientos,
que abre los sentidos,
expandiéndolos como velas,
en los que la vida navega, mientras se desarrolla...
la música que tranquiliza tu alma,
habla de vos,
de aquello que enaltece,
la quietud del otro yo,
ése ángulo donde se encuentra la paz,
donde el vínculo se vuelve cierto,
preciso... con el más allá...
verdadera sintonía,
notable sincronía,
donde el espíritu se escurre,
nutriéndose de aquello que lo anima,
que lo cura,
que lo reanima,
que lo preserva de las heridas,
incomprensiones que se transitan en la vida...
sólo la música salva lo que se respira.
SEPTIEMBRE 20, 2013.-
a mí, el dispensador, lo único que me envuelve en la paz necesaria... es Bach... y la voz de Sarah Brightman...
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