DIBUJO | La dibujante Milena Jarjour retrata el país
Cuando Siria era canela, pimienta y risas
Detalle de uno de los dibujos realizados por Milena Jarjour.
La Siria de Milena huele a especias: a baharat, canela y pimienta en las calles de un zoco abarrotado de color y vida. Su Damasco sabe a dátiles y pistachos y suena a bullicio, a gente ociosa callejeando y compartiendo ciudad y bandera. Desde Madrid abre los cajones donde guarda la esencia de sus viajes y el sabor de la infancia la devuelve a la casa familiar, al zoco que se comía a zancadas, a esta Siria sensorial que atrapó para siempre en su memoria.
Hoy Damasco no huele a especias sino a pólvora, no suena a risa sino a llanto, no siente hermandad sino odio. El zoco que la niña olía en sus paseos hoy está vacío de vida, es un recuerdo en blanco y negro. "Cuando veo las imágenes en televisión de los sitios en los que he estado siento un escalofrío. Descubro el mercado desierto y pienso que algo grave tiene que estar pasando para que esté tan vacío", asegura a ElMUNDO.es Milena Jarjour, dibujante española de origen sirio que ha dedicado parte de su obra a retratar el país.
En cada uno de los viajes al lugar donde vive su padre y su familia Milena atrapó sus recuerdos, como si presagiara que el día que vuelva, ya nada será como lo ilustra su memoria. Ya no recuperará esa atmósfera pueril. En su última visita dibujó en su bloc de artista una Siria todavía virgen de bombas, en la que "todo el mundo convivía, antes de que la guerra lo dinamitara todo".
Sus cuadernos son una especie de Persépolis de mirada infantil y por eso certera. Muchos la comparan con Marjane Satrapi, la dibujante y cineasta que retrató la sociedad y la historia de Irán en este referente del cómic que inspiró después la conocida película. Aunque curiosamente Milena conoció la obra de la iraní mucho después. "La descubrí porque me decían que mis diseños tenían el mismo estilo. Me leí PersÉpolis en el metro, casi lo devoré", relata la que se inspiraba en las ilustraciones de Shaun Tan, "capaces de transportarte a mundos apocalípticos y la vez aportar un rayo de optimismo y esperanza".
A sus 28 años esta Satrapi española disfruta sobre todo dibujando historias para niños, porque recuerda "los cuentos que tenía de pequeña", los que la acunaban en sus noches. "Creo que son una buena vía para educar a través de la imagen y de transmitir un mensaje", dice. Los niños de Siria hoy no leen cuentos. Sus nanas de insomnio chirrían en la pesadilla de la guerra.
Jarjour el arte lo lleva en los genes. Empapó su sangre en óleo en el estudio de su padre y su abuelo, escritor, le inculcó el valor de la palabra. Aunque como todos en Siria, la visten de adjetivo para sortear a la policía del pensamiento. "Siempre le digo que escriba todo lo que pasa para contármelo después", dice. Una de las conversaciones familiares acabó con un candado en las redes sociales de los interlocutores. Desde entonces padre e hija hablan a través de metáforas en las que él le cuenta a ella a qué huele y suena Damasco hoy. Las nubes llueven piedras. Mensaje captado.
"Me cuenta historias bonitas y duras. Relata lo que ocurre a través de detalles cotidianos en apariencia banales, pero a veces son tan metafóricas que dan casi miedo porque mi imaginación se desborda", asegura.
A Jarjour le admira cómo la gente intenta continuar con su vida mientras respira cenizas. La vida sigue aunque la amenaza de la pólvora pese sobre sus cabezas. "Ahora que afuera se ha recrudecido apenas salen de casa", confiesa.
Milena intuye que la imagen que se da fuera de lo que está pasando en el país no se ajusta del todo a la realidad. Cuando suenan los cañones ya no hay un bueno y un malo, un culpable y una víctima. "Se trata de un conflicto entre suníes y chiíes guiado por los intereses políticos de los países en los que son mayoría unos y otros", dice.
La última vez que Milena fue a Siria estuvo en casa de su abuela, ahora desaparecida. Se entendían por gestos, pues una no habla inglés y la otra tampoco árabe. "Hoy todo el mundo sufre, unos y otros, moros y cristianos", dice. El epílogo de su Persépolis acaba con un dibujo de dos mujeres, una cubierta y otra destapada. Alá y Dios llorando de la mano por la sangre derramada.
Cuadernos sirios de Milena Jarjour | Fotografía | ELMUNDO.es
Siria, dos años al borde del abismo | Fotografía | ELMUNDO.es
Hoy Damasco no huele a especias sino a pólvora, no suena a risa sino a llanto, no siente hermandad sino odio. El zoco que la niña olía en sus paseos hoy está vacío de vida, es un recuerdo en blanco y negro. "Cuando veo las imágenes en televisión de los sitios en los que he estado siento un escalofrío. Descubro el mercado desierto y pienso que algo grave tiene que estar pasando para que esté tan vacío", asegura a ElMUNDO.es Milena Jarjour, dibujante española de origen sirio que ha dedicado parte de su obra a retratar el país.
En cada uno de los viajes al lugar donde vive su padre y su familia Milena atrapó sus recuerdos, como si presagiara que el día que vuelva, ya nada será como lo ilustra su memoria. Ya no recuperará esa atmósfera pueril. En su última visita dibujó en su bloc de artista una Siria todavía virgen de bombas, en la que "todo el mundo convivía, antes de que la guerra lo dinamitara todo".
Sus cuadernos son una especie de Persépolis de mirada infantil y por eso certera. Muchos la comparan con Marjane Satrapi, la dibujante y cineasta que retrató la sociedad y la historia de Irán en este referente del cómic que inspiró después la conocida película. Aunque curiosamente Milena conoció la obra de la iraní mucho después. "La descubrí porque me decían que mis diseños tenían el mismo estilo. Me leí PersÉpolis en el metro, casi lo devoré", relata la que se inspiraba en las ilustraciones de Shaun Tan, "capaces de transportarte a mundos apocalípticos y la vez aportar un rayo de optimismo y esperanza".
El Persépolis sirio
Como en el cómic iraní, sus cuadernos, oníricos e íntimos, "más coloquiales que artísticos", dibujan la Damasco prebélica a través de anécdotas cotidianas, trazadas en bares o sitios públicos, "donde realmente pasan las cosas". Conversaciones, pequeños detalles que son los que cuentan la historia de un país. Explica Jarjour que "esta era una manera de atrapar una infancia que llevaba tiempo sin sentir. Los sitios que recordaba de pequeña parecían sueños". Cuando Siria era canela, risas y pimienta.A sus 28 años esta Satrapi española disfruta sobre todo dibujando historias para niños, porque recuerda "los cuentos que tenía de pequeña", los que la acunaban en sus noches. "Creo que son una buena vía para educar a través de la imagen y de transmitir un mensaje", dice. Los niños de Siria hoy no leen cuentos. Sus nanas de insomnio chirrían en la pesadilla de la guerra.
Jarjour el arte lo lleva en los genes. Empapó su sangre en óleo en el estudio de su padre y su abuelo, escritor, le inculcó el valor de la palabra. Aunque como todos en Siria, la visten de adjetivo para sortear a la policía del pensamiento. "Siempre le digo que escriba todo lo que pasa para contármelo después", dice. Una de las conversaciones familiares acabó con un candado en las redes sociales de los interlocutores. Desde entonces padre e hija hablan a través de metáforas en las que él le cuenta a ella a qué huele y suena Damasco hoy. Las nubes llueven piedras. Mensaje captado.
"Me cuenta historias bonitas y duras. Relata lo que ocurre a través de detalles cotidianos en apariencia banales, pero a veces son tan metafóricas que dan casi miedo porque mi imaginación se desborda", asegura.
"Una película de terror"
"Se está rodando una película de terror y ningún hombre es capaz de pararla, ni siquiera de cambiar una frase del guión. La realidad está agujereada. Lo peor es el silencio". Palabra de padre.A Jarjour le admira cómo la gente intenta continuar con su vida mientras respira cenizas. La vida sigue aunque la amenaza de la pólvora pese sobre sus cabezas. "Ahora que afuera se ha recrudecido apenas salen de casa", confiesa.
Milena intuye que la imagen que se da fuera de lo que está pasando en el país no se ajusta del todo a la realidad. Cuando suenan los cañones ya no hay un bueno y un malo, un culpable y una víctima. "Se trata de un conflicto entre suníes y chiíes guiado por los intereses políticos de los países en los que son mayoría unos y otros", dice.
La última vez que Milena fue a Siria estuvo en casa de su abuela, ahora desaparecida. Se entendían por gestos, pues una no habla inglés y la otra tampoco árabe. "Hoy todo el mundo sufre, unos y otros, moros y cristianos", dice. El epílogo de su Persépolis acaba con un dibujo de dos mujeres, una cubierta y otra destapada. Alá y Dios llorando de la mano por la sangre derramada.
Cuadernos sirios de Milena Jarjour | Fotografía | ELMUNDO.es
Siria, dos años al borde del abismo | Fotografía | ELMUNDO.es
el dispensador anota al margen ► Persépolis - Wikipedia, la enciclopedia libre
Persépolis (en griego Περσέπολις, Persépolis, literalmente «la ciudad persa»; en persa antiguo: Pars, en persa: : تخت جمشید , Tajt-e Yamshid «el trono de Yamshid»), fue la capital del Imperio persa durante la época aqueménida. Se encuentra a unos 70 km de la ciudad de Shiraz, provincia de Fars, Irán, cerca del lugar en que el río Pulwar desemboca en el Kur (Kyrus) ( ). Su construcción, comenzada por Darío I, continuó a lo largo de más de dos siglos, hasta la conquista del Imperio persa por Alejandro Magno.
La primera capital del Imperio persa aqueménida fue Pasargada, pero hacia 512 a. C. el rey Darío I el Grande emprendió la construcción de este masivo complejo palaciego, ampliado posteriormente por su hijo Jerjes I y su nieto Artajerjes I. Mientras las capitales administrativas de los reyes aqueménidas fueron Susa, Ecbatana y Babilonia, la ciudadela de Persépolis mantuvo la función de capital ceremonial, donde se celebraban las fiestas de Año Nuevo. Construida en una región remota y montañosa, Persépolis era una residencia real poco conveniente, y era visitada principalmente en primavera.
En 330 a. C., Alejandro Magno, en su campaña de Oriente, ocupó y saqueó Persépolis, incendiando el Palacio de Jerjes, para simbolizar quizá el fin de la guerra panhelénica de revancha contra los persas. En 316 a. C., Persépolis era todavía la capital de Persis, una provincia del nuevo Imperio Macedónico. La ciudad decayó gradualmente durante el periodo seléucida y las épocas posteriores. En el siglo III, la cercana ciudad de Istajr se convirtió en centro del Imperio sasánida.
el dispensador vuelve a anotar al margen ► Persépolis (película) - Wikipedia, la enciclopedia libre
Persépolis es una película francesa de animación basada en la novela gráfica homónima de Marjane Satrapi dirigida por Vincent Paronnaud y producida por Xavier Rigault y Marc-Antoine Robert. La película, con música de Olivier Bernet, obtuvo una candidatura a la Palma de Oro y consiguió el Premio del jurado en el Festival de Cannes 2007. También consiguió el Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine Cinemanila. Fue seleccionada para ser la película inaugural del festival de cine de Valladolid (España).
el dispensador dice:
el cine suele interpretar la evolución de los conflictos,
el que insulta,
el que arroja la primera piedra,
el que la regresa,
el que interviene para atizar los fuegos,
las habilidades extrañas que los transforman en hoguera,
luego las gentes corriendo por sus vidas,
luego gritos desgarrados por los destinos perdidos y los otros lastimados,
inocentes atrapados,
humildes exterminados,
razones irracionales explicando,
argumentos vacíos sonando,
luego silencios,
daños irrecuperables,
futuros hipotecados,
silencios perdidos, nadie ha ganado...
ningún conflicto puede ser explicado,
no hay justificación,
ni siquiera en sus bandos,
todo se consume... como si se hubiese esfumado...
cuando todo pasa... lo que no existe es el pasado...
alguien estará contento,
alguien habrá obtenido lo que quería,
pero una vez más, y como siempre,
al perderse el sentido de las gentes,
nadie, absolutamente nadie, habrá triunfado...
SEPTIEMBRE 02, 2013.-
* cuando te quedas sin infancia... te quedas sin respuestas para aquello que en la vida te pasa...
todo pasa de largo... los atropellos abrazan... si no reacciones pronto, el destino se transforma en brasas, que van haciendo de los carbones, cenizas que devoran sueños e inmediatamente esperanzas...
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