El portal de viajes de ELMUNDO.es
Ventanilla o Pasillo
Marsella se recarga las pilas
Desde su fundación, hace más de dos mil seiscientos años, es un ejercicio casi habitual en su historia que suele acometer cuando la situación se pone realmente dramática, como cuando gran parte de su parte vieja desapareció tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, o cuando tuvo que acoger a millones de refugiados, a raíz de la Independencia de Argelia, por sólo citar dos ejemplos recientes. En los años noventa podría decirse que simplemente había perdido el rumbo, abandonando a su suerte barrios enteros que se habían tugurizado hasta límites insostenibles.
Que nadie se engañe, todavía queda mucho por hacer, incluida la segunda fase del proyecto Euromediterranée y seguir mejorando el transporte público, que a pesar de la introducción del tranvía sigue siendo insuficiente. Pero el cambio es ya espectacular, tanto en lo que respecta al aspecto físico, como en al buen ambiente que se respira en la calle.
La lista de novedades culturales y arquitectónicas es apabullante.
Otro de los platos fuertes de este nuevo Marsella es la nueva imagen del Vieux Port gracias a L'Ombrière, una sugerente marquesina diseñada por Norman Foster donde tanto marselleses como forasteros se redescubren como parte integrante del paisaje.
También llama la atención como se han recuperado edificios históricos. Algunos tan conocidos como el Palais Longchamp, que alberga el Musée des Beaux Arts o La Cité Radieuse , la obra maestra de Le Corbusier que ha convertido su antiguo gimnasio en el MAMO, un nuevo centro cultural además de otros menos conocidos como la antigua Estación Sanitaria de Marsella transformada en el Museo Regards de Provence .
Más triunfos de esta renovada Marsella. El desarrollo de Fabricas de Creatividad en gran escala, comenzando por magnifico La Friche Belle de Mai donde pasan cientos de cosas cada día y se podría permanecer durante semanas sin jamás aburrirse, ni pasar hambre. Su oferta gastronómica es no sólo original, sino riquísima.
O la aparición de hotelitos con encanto en los lugares más insospechados. Sólo voy a citar uno, Au Vieux Panier pero prometo hacer una lista de al menos ocho lugares donde alojarse, que completan su oferta cultural y su nueva imagen donde llama la atención también, un Boulevard de la République en estilo Hausmann que hasta los mismos marselleses se habían olvidado que existía.
Y todo ello con ese aire mestizo inconfundible, ese ambiente impregnado de sal que nos recuerda donde estamos, en el corazón del Mediterráneo y siempre con una vista de 360º, de cortar el hipo.
Me puedes seguir también en @JavierMazorra
No hay comentarios:
Publicar un comentario