sábado, 31 de mayo de 2014

OCÉANOS DE SILENCIOS ► El vuelo imposible del poeta buzo y la aviadora | Málaga | EL MUNDO

El vuelo imposible del poeta buzo y la aviadora | Málaga | EL MUNDO



PAPELES DEL PARAÍSO El triste epílogo de un poeta

El vuelo imposible del poeta buzo y la aviadora



El libro 'El buzo y la aviadora' reconstruye con una 
obra de teatro los días de cárcel que precedieron al 
fusilamiento del poeta del 27 José María Hinojosa al 
inicio de la Guerra Civil

Aunque tras ser fusilado por los republicanos cayó en 
el olvido, Hinojosa fue el introductor del surrealismo en 
España y el mecenas de la malagueña imprenta Sur

Su trágico final también truncó su historia de amor con 
Ana Freüller, la pionera de la aviación malagueña con la 
que iba a contraer matrimonio


Reunión de la Orden de Toledo en la Venta de Aires. De izquierda a...
Reunión de la Orden de Toledo en la Venta de Aires. De izquierda a derecha: Pepín Bello, José Moreno Villa, Luis Buñuel, Ernestina González y Salvador Dalí. Sentado: José María Hinojosa. Toledo, 1924.






El paso del tiempo se rebela a veces contra su propia inercia, y nos recuerda que hay travesías vitales que no merecen estar sepultadas bajo la losa del olvido. En el caso del escritor malagueño José María Hinojosa (1904-1936), parece que su doble condición en apariencia antagónica de líder de la derecha fusilado por la República y poeta de la Generación del 27 ha sido suficiente para que una geografía cainita mire durante décadas a otro lado. Para que se lo obvie y se olvide su interesante universo literario, su vitola de introductor del surrealismo en España o su importante apoyo económico a la imprenta malagueña Sur, que alumbró los primeros libros del 27 y el nacimiento de la mítica revista Litoral. Afortunadamente, un legado tan vasto para sus apenas 32 años de existencia, y su amistad con los grandes intelectuales de aquel país convulso, no ha pasado desapercibida para ciertos estudiosos como Alfonso Sánchez, quien acaba de dedicar un libro más a su figura, con la novedad de que no se trata de un ensayo sino de una obra de teatro. Se titula El buzo y la aviadora, ha sido editado por Fundación Málaga y el Centro del 27 de la Diputación, y en ella se reconstruyen los días previos a su fusilamiento que transcurrieron en una prisión malagueña. Con el subtítulo de Fantasía en un prólogo, dos actos y un epílogo como sugerente advertencia, se trata de una obra de ficción basada en hechos reales, en palabras de su autor, quien llega a imaginar hechos que no sucedieron como un hipotético encuentro en la cárcel de Hinojosa con la mujer con la que iba a contraer matrimonio, la pionera de la aviación malagueña Ana Freüller.
Portada del libro de Alfonso Sánchez
La acción transcurre en esos días de cárcel antigua que precedieron a su fusilamiento. Pero no se queda ahí. Evita regodearse sólo en un periodo tan corto como machacado de incertidumbre. El Hinojosa que el experto en su obra Alfonso Sánchez ha convertido en personaje de teatro es un Hinojosa que sueña. Que viaja en el tiempo hacia atrás. Que se reencuentra con sus amigos escritores. De ahí que en estas escenas sobre su vida se recuperen reuniones surrealistas y maratonianas, como las de la Orden de Toledo, en las que los tertulianos se entregaban a dos premisas: la de no ducharse y la de beber hasta emborracharse. Y, en línea con todo aquello, se reconstruyen en esta obra de teatro las explosiones de delirio cómplice que, por ejemplo, compartieron en la manchega Venta de Aires, allá por 1924, Pepín Bello, José Moreno Villa, Ernestina González, Luis Buñuel, Salvador Dalí e Hinojosa.
Además, también se recrea otro 'meeting point' de la gente del 27, de la joven poesía española de entonces, como el que unió en 1928 en un merendero de una playa malagueña a José Moreno Villa, Federico García Lorca, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Rafael Alberti, José María Hinojosa y Luis Cernuda, quien se había desplazado hasta Málaga para ver por primera vez el misterio del mar.
Por muy cercana que esté, por mucho que impregne cada hora que avanza hacia ella, en El buzo y la aviadora, no sale a flote la muerte. No resuenan los disparos en las tapas del cementerio. En el epílogo más definitivo en este recorrido por los últimos días del poeta, se oye la suite begamasque de Debussy. Y, en el mismo tramo final que despide la obra de teatro, otro intelectual abocado a idéntica sinrazón, a calcado desenlace con distinto color, Federico García Lorca, le habla a Hinojosa de la madre de Charlot, de Fernando Villalón y Marcel Proust, de fiestas galantes en París y de toros bravos con los ojos verdes. A juego con el tono de la esperanza que viste de optimismo y de inmortalidad vitalista el epílogo más cruel. El triste e injusto 'end' que le tocó en suerte a este poeta del 27.
Ana Freüller, la aviadora de la que estaba enamorado el poeta José María Hinojosa.
En este recorrido teatralizado de últimos días, de páginas finales de una existencia maldecida, de epílogo acechado por la guadaña de la muerte, late con fuerza joven y ahínco imparable la vida misma de José María Hinojosa. Se palpan sus ganas de seguir atravesando el mundo con esos pasos inquietos y entusiastas a los que les cortó las piernas la esquizofrenia de una guerra. Y es ahí, en el reflejo de su travesía vital que huye de los paradójicos barrotes de la cárcel, donde se hace inevitable el retrato del amor que le unió a Ana Freüller. Los dos, Hinojosa y la pionera de la aviación malagueña, son en las páginas imaginadas por Alfonso Sánchez el buzo y la aviadora. Los protagonistas de una historia de amor imposible. De un vuelo por el cielo de la vida que cayó prisionero de la fatalidad y de los disparos que el destino le tenía reservado a José María Hinojosa Lasarte. Al escritor. Al poeta buzo que traza el retrato más certero de su biografía en contadas palabras, en esta conversación con su amada Anita Freüller que hacen posibles los renglones de justicia que han aportado esta obra de teatro sobre el triste epílogo del intelectual de Campillos:
ANA F.: ¿Y tú por qué escribías?
J.M.H.: ¿Yo? Por lo mismo que tú vuelas, Ana, pero al revés. No... En serio. Porque escribir era como bucear: un viaje a las oscuras profundidades del yo.

el dispensador dice: cada uno viene al mundo humano a vivir su vida, a transitarla, a aprobar o reprobar sus circunstancias... viene a nutrir su karma con un aprendizaje prolijamente diseñado para cada espíritu y para cada alma... por ende, nadie puede vivir la vida del otro... por consiguiente, nadie puede ver con ojos ajenos, como tampoco puede oir con oídos de sus prójimos... traducido, cada quien entiende su vida según lo que trae en la mochila de su memoria del karma, no lo sabe ni tampoco lo recuerda (karma) pero él se manifiesta en sus huellas tanto como en sus sombras...

en medio de la vida, los pensamientos van y vienen, del mismo modo que los océanos acarician las playas... del mismo modo en que esos mares rompen en acantilados costeros... o si se quiere, de la misma forma en que los océanos golpean en costas de acantilados... a veces más... a veces menos... y esos pensamientos siguen el sentido de las mareas... siempre expuestos a una subida abrupta de las aguas del pensamiento... siempre expuestos a una pleamar que oculta intenciones y contradicciones residentes en los ángulos de cada espíritu... siempre expuestos a una bajamar que habilita a descubrir aquellas intenciones otrora ocultas en sonrisas y abrazos que escondían al depredador en busca de su presa...

sucede lo propio con las ideas que descienden desde el "mundo de las ideas"... hay mareas invisibles que se ven afectadas por los magnetismos terrestres, lunares y solares... sin omitir que también lo están por otros, más lejanos, pero igualmente influyentes en el sentido de cada idea... que espera por su "elegido" para bajar hacia el momento cinético apropiado...

dichas ideas y dichos pensamientos demandan capacidad para adentrarse (sumergirse) en profundidades insondables (a veces), o en abismos inexpugnables (también a veces)...

no hace falta hablar... los silencios disponen de química propia, intrínseca, que les es inherente, del mismo modo que responden a una geometría que también les pertenece y es única, donde las esferas flotan como tales, deformándose en cristales, en cubos, o en otras formas geométricas complejas y hasta retorcidas... que a veces pierden entidad antes de manifestarse y traducirse en hechos o en palabras...

los océanos donde abundan los silencios son adecuados para espíritus contemplativos, reflexivos, que se complacen en sumergirse como buscadores de perlas... adentrándose hacia un misticismo único... único porque cada alma guarda su propia conexión con el más allá... siendo que a veces, ciertas almas no se conectan ni con un "más allá", y están incapacitadas para hallar conexión con el "más acá", transitando la vida como una especie de limbo... inconsciente de los hechos y sus realidades...

curiosamente... sucede lo propio en el espacio... que no es otra cosa que un océano invertido, que nadie ve como tal, pero que sí funciona como tal... a veces, cuanto más vuelas, más te sumerges... a veces, cuanto más te sumerges, más vuelas... como sea el viaje, hacia arriba o hacia abajo, cada palabra puede representarse en una perla... o bien, cada perla... puede expresarse mediante una sola palabra... adecuada... justa... en el momento justo y en el lugar adecuado...

curiosamente... hay muchas almas que nunca se sumergen... ni hacia arriba, ni tampoco hacia abajo... ni siquiera nadan... pero permanecen a la espera de la perla de los otros, para tomarla y hacerla propia... asumiendo las consecuencias de la ostra abandonada. MAYO 31, 2014.- 

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