LA AUSENCIA Y LA PRESENCIA DEL MAR EN LA LITERATURA SAHARAUI - Bahia Mahmud Awah
“Nuestra sociedad generalmente ha estado viviendo de espaldas al mar”. Esa es la respuesta que podrían dar muchos saharauis. Y resulta obvio cuando observamos que nuestra cultura de raíces nómadas, se ha fijado más en el verde para sus ganados que en ese otro color aguamarina del mar. Sin embargo, si buscamos más en nuestra literatura este concepto es totalmente errado.
El pensador libanés Khalil Gibran decía sobre el mar: "Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar". Pero esta filosofía difícilmente la vamos a entender sin que nos hayamos informado acerca de los ritos y leyendas mitológicas que registra la literatura saharaui en relación al mar. En el mundo moderno se habla de que el mar cura el alma cuando está dolida, mitiga las penas con su mágico olor y el vaivén de las olas, aunque en ocasiones aterroriza cuando desata su incontenible furia. El mar para el saharaui ha estado presente en muchas leyendas y misterios de la oralidad beduina. Pero con el tiempo este registro se lo han ido llevando los mayores y sabios que nos dejan. En hasania la palabra “mar” ha existido siempre y muestra de ello son sus múltiples nombres: se le llama elmuhit, lebhar, ateimum y también lebhar lajdar, lebhar elbarid y lebhar elmaleh. Los tres últimos nombres son para referirse a los distintos tipos de mar que entiende la mente del beduino y en lo relativo al lenguaje del pescador saharaui, aunque ellos aún usan más términos para referirse al mar y todo lo que le rodea.
Así,
ateimum se refiere a cuando se está navegando en alta mar. Y cuando nombra las profundidades oceánicas se dice
lebhar lajdar, el mar verde. El origen del término deriva de que en las profundidades el mar se hace verde oscuro. Esta referencia aparece en unos cortos versos anónimos que rezan:
(...)
هذا ماهو بحرك ذاك
هذا لبحر لخظر (...)
(…) “Este no es aquel mar
que tú conoces,
este es el mar verde (…)
En las tertulias se citan estos versos para decirle a una persona que no se debe equivocar con un contrincante más fuerte e invencible, al decirle a su adversario “este es el mar verde”, en alusión a los océanos porque, aunque se sepa navegar en la alta mar no es lo mismo que en la profundidad del océano.
Otra de las acepciones de la palabra mar que guarda hasania se utiliza para las grandes bolsas de las aguas dulces, el don tan apreciado en los desiertos. Es el caso del mencionado lebhar elbarid. Los grandes ríos, en la cultura del beduino saharaui, guardan cierta relación en cuanto a denominación con el mar. Los saharauis que en sus nomadeos llegaron hasta las orillas del río Senegal, que pasa por Mali y Mauritania, le llaman lebhar elbarid, el mar dulce, a diferencia de lebhar elmaleh, el mar salado.
Los ritos del mar en la cultura hasaní son varios y los más diversos son los conocidos entre los imraguen, los grandes pescadores que siempre vivieron pegados al mar y que se alimentaban de sus riquezas. A ellos se les atribuyen estos cortos versos:
(...)
و انتم انروق الحوت
الين اموت (...)
(…) y persigo a estos peces
hasta que mueran (…)
Entre los ritos de los imraguen se encuentran el baile y el canto al tiburón, que practicaban antes de ir a pescar, evocando con ello la buena suerte en el mar. Por otra parte es tradicional que cuando el beduino quiere limpiar su estómago de impurezas se practica un enema especial de agua del mar. Este rito suelen hacerlo por separado los hombres de las mujeres y con más frecuencia lo practican las mujeres. Para ello se usa un enema tradicional que las mujeres preparan cuidadosamente de un hueso de las patas de la gacela o cabra y una bolsa de cuero animal donde se vierte el agua. Pero el agua que se coge del mar pasa por diferentes fases. Primero se cuenta el paso de اسبع موجات siete olas y se llena el cuenco con la octava. Se sale del mar, se realiza el enema y se vuelve repetir la operación hasta siete veces seguidas. El estómago vuelca todo fuera y con la salinidad se depuran las impurezas.
En torno al mar surgen leyendas saharauis que no dejan de ser míticas. Mi padre me contó una historia protagonizada por el teólogo y santón saharaui Ahmed Bazeid y su discípulo Legüeidsi, ambos descendientes de la erudita familia Ahel Barical-la. Ahmed Bazeid estaba en una cárcel de los “infieles franceses” en el mar y estaba acompañado por su discípulo Legüeidsi. Una noche de mucha luna Ahmed Bazeid rezó en la cárcel y al concluir su oración extendió a su lado una alfombra. Le dijo a su discípulo que subiera con él sobre la alfombra y éste aceptó. Salieron volando y amanecieron los dos en el lomo de una duna, en la región de Tiris.
También hay proverbios saharauis relacionados con el mar. Cuando una persona está enfadada y no quiere asumir su culpabilidad en el error, se le dice: “Pues tómate el agua del mar o revienta”. Cuando una persona debe conformarse con lo que hay y no lo hace, se le dice, pensando en el mar: “Oh tú, pez, esta es tu agua, tómala o muérete”. Cuando se intenta decir que una persona es sabia en conocimientos, se afirma: هذ الراجل ابحر من العلم “Ese hombre es un mar de conocimientos”.
Hubo muchos poetas que se refirieron al mar en diferentes periodos, pre y post colonial. El sabio y erudito Chej Mohamed Elmami en este poema se refería a un barco azorado y dañado por la furia del mar.
(...)
لايعماه بيك اوارك و اوارك هو و ازمل
يرتجف من خوف المالك و ريح الݣبل
رجفت ݣارب و طار انشوشو و اكسر بانك (...)
Que no te la juegue Auarek1,
Auarek y la colina de Zemla2
del todopoderoso tiemblan de miedo
porque el viento de lgueblilla3
sacudió a un barco:
rompió su inshushu4 y arrancó su banik5.
Mientras escribía este artículo consulté a un descendiente lejano del sabio Chej Mohamed Elmami, con el que tengo relación de amistad desde los años ochenta, a raíz de conocerle en la guerra contra Marruecos. Se trata de Mohamed Said, alias Afeluat, un hombre que atesora muchos pasajes del libro, “Qitabu Albadia”, El libro del nomadeo, mítica obra del sabio saharaui. Afeluat me relacionó los anteriores versos con el mar y me explicó el significado de algunas palabras como inshushu, mástil y banik, velas, que son términos de esta amalgama de antiguas lenguas sanhaya y senegalesas que también forman parte del corpus lingüístico del hasania.
En definitiva, el mar está ausente y presente en la cultura saharaui. A pesar de su ausencia por haberle dado la espalda, sólo hay que navegar un poco en la Historia saharaui para encontrar que el mar está presente desde remotos tiempos en nuestra literatura.
1 Montes en la región sur de Tiris donde soplan vientos del sur llamados
Lgueblilla, procedentes del mar.
2 Colina en la misma región sur, conocida también porque soplan vientos del sur.
3 Vientos del sur muy conocidos por su fuerza, y a la vez muy esperados porque traen lluvias y refrescan la tierra, ya que proceden del mar.
4 Palabra de la lengua
sanhaya,
zenaga, uno de los componentes lingüísticos de hasania. Significa mástil del barco velero.
5 Palo horizontal donde se sujetan las velas del barco.
el dispensador dice:
me animé,
me atreví,
escribí un nombre en la piedra,
recuerdo y soledad que alguna vez viví...
circunstancias que suelen ocurrir,
cuando uno esgrime paz,
y al otro le complace herir,
raro es esto del respirar,
mucho más raro es esto del vivir,
por un lado sólo pretendes existir,
eso mismo que no pocos quieren impedir,
vaya a saber por qué razón,
de querer regresar antes de partir...
te acostumbras a curar,
te acomodas a suturar el alma,
en un eterno sumergir,
duelo que no porta calma,
pero es necesario para subsistir,
hasta que el arroyo en pendiente descubre,
que eres tú el que debes huir,
tomar distancia más allá del decir,
evaporar el espíritu,
acorralado por cinismos que se sustentan en la burla del sonreir,
asumiendo que la inocencia es tonta,
y que la honradez denigra el significado de existir...
y simplemente te vas,
y te das cuenta que ni siquiera hay un distinto sentir...
que la distancia te va salvando,
a medida que los otros festejan,
lo que suponen la derrota del que ven partir...
sin embargo las piedras te lo pueden decir,
siempre que las puedas oir,
"los humanos lastiman,
por el mero placer de someter,
por la satisfacción que les produce el mentir"...
luego se los come la soledad,
la nostalgia de la impiedad,
pero ya no pueden volver,
porque tiempo que se dobla,
ya no puede regresar...
y solo se habrán de quedar,
mirándose en un espejo,
que les indique,
que la vida es mucho más que un soñar...
en especial,
si no sabes qué vienes a buscar,
si desconoces que nada te podrás llevar.
ABRIL 17, 2015.-
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