CERRADURA
Castelli
Pueblos BuenosAires
el dispensador dice:
dicen que es Castelli,
justo en su parte antigua,
viejos campos,
praderas por donde pasea la Luna,
ojos de agua,
rostros en orillas de lagunas...
estuve hablando con Marisa,
y se me cruzó el candado,
luego la cerradura,
acudí al recuerdo en tapera,
y casi me alcanzó la locura,
bosque, selva y espesura,
de demencias y travesuras,
donde los años pasaban lentos,
lejanos a la cuna...
hemos sido ambos,
estampas de hospital,
pasillos extensos,
noches de insomnio sinigual,
nunca supimos por qué,
los paralelos no permiten hablar,
aún cuando vayan juntos,
algo los ha de separar...
claro Marisa,
sé que no te da igual...
pero la vida es tal como se debe dar,
a veces lenta,
a veces te atropellará,
haciéndote comprender,
que hay cosas que no puedes ni mencionar,
ni siquiera en los silencios nocturnos,
de los pasillos del hospital...
te dije que no me gustaba la cirugía,
porque al igual que las matemáticas,
los pacientes son tan diferentes,
que nada los puede igualar,
ni siquiera semejar,
por eso es bueno pensar,
cómo el ajedrez se debe abordar,
investigando por delante,
para luego llegar por detrás...
por supuesto, Marisa,
sé que no te da igual,
pero vos la conociste a Rosa,
y ella sí que sabía cómo investigar,
más aún,
ella sabía por dónde entrar,
pero se fue sin que le pudiera decir,
que en la vida hay que latir con fuerza,
vibrando como si se fuera a amar,
porque lo demás se escurre como fantasma,
saliendo siempre por la puerta de atrás...
Castelli ya pasó,
y junto con él...
la vida que nos convergió...
a veces las confluencias,
no tratan lo que uno pensó,
ni tampoco lo que el destino le deparó...
por eso decidí seguir de largo,
hacia la tapera del recuerdo que se esfumó...
ya te dije que nos encontraremos,
como destello de Sol,
porque en el paraíso no hay hospitales,
ni pacientes que padezcan dolor...
te lo digo humildemente yo,
que fui despojado de todo,
pero aunque quisieron saquearme el alma,
la dignidad nadie me la encontró,
y allí tomé distancia,
y viajé hacia donde lleva el olvido,
otoño casi rojizo donde la hoja jamás cayó,
siempre hay cobertizo,
al que pasado escondió...
y allí me he quedado,
soñando despacio,
hasta salga de nuevo el Sol...
Marisa,
no te hagas problema...
el examen... ya concluyó...
nosotros lo aprobamos,
tanto vos... como yo...
me lo dijo Rosa,
que llegó antes que nosotros dos,
aquel que no se copia,
a veces recibe crédito,
por aquello que de camino... entregó.
JUNIO 29, 2015.-
vos te quedaste en Mar del Plata,
ejerciendo la profesión...
a mí... me pudo Cafayate...
y el legado que mi madrina me entregó,
cuando te acostumbras al hospital,
sabes... bien sabes...
que aprendes a convivir con el dolor.
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