EL ESPEJISMO DE LA FUENTE DE AGUA - Ali Salem Iselmu
Al acercarme al oasis de palmeras del campamento de Dajla, observé una preciosa fuente sin agua, una fuente que hacer honor a las palmeras que la rodean, ella contempla el desierto, vacía y seca. A su alrededor hay vida, vegetación y agua subterránea.
Los niños corren y se dirigen a la fuente, pero solo hay arena, no podrán jugar con el agua, ni podrán bañarse. En el interior de su garganta se observa el paisaje estéril y seco que caracteriza el desierto, el color azul desteñido de sus paredes y las piedras que la rodean, cubiertas por debajo de pequeños trozos de madera, describen este monumento hecho en honor al agua, en unos de los lugares donde el agua es un verdadero milagro.
He observado muchas fuentes en Madrid, Vitoria, Pamplona, San Sebastián y otras tantas ciudades, donde el agua está al descubierto como en un pantano, que gracias a la lluvia, el agua forma parte del paisaje cotidiano. Podemos bañarnos e incluso coger una barca y navegar sobre la superficie líquida.
En el desierto, la arena se acumula formando enormes dunas que constituyen un paisaje árido, en el que el agua aparece en forma de espejismo, gracias a la imaginación del Sáhara y de sus altas temperaturas. Los dromedarios pueden beber varias fuentes de agua, cuando se acercan a los pozos.
Son animales que la naturaleza les ha dotado de un depósito en su interior para resistir el calor y la deshidratación.
El campamento de Dajla ha construido una fuente en honor al agua y a los oasis, para que los hombres, mujeres y niños, sepan que por donde corre el agua, el paisaje se transforma y en esa transformación la vida vuelve, al interior de un desierto inhóspito y desolado.
Los pozos que aparecen en el interior de los ríos secos, son las verdaderas fuentes subterráneas que han dado vida al desierto y sus moradores, sobre ellos nació toda la leyenda de la vida y hacia ellos se dirigen hombres y animales, para beber el precioso mejunje, que ellos cuidan y miman como un tesoro preciado y de gran valor.
El agua es el himno de las nubes y de los nómadas, que lo expresan de la siguiente forma:
La fuente está vacía
en su interior,
no hay agua,
los niños la rodean
con arena.
Los dromedarios
olfatean su espíritu
saben que está seca.
En su espejismo
hay agua,
hay vida,
es una fortaleza
irreductible
que mira las erguidas palmeras.
Las nubes la rodearán,
y los nómadas le cantarán,
para que caiga la lluvia,
y abrace la arena caliente
y en ese abrazo,
la fuente del desierto
volverá a ser agua.
el dispensador dice:
¿dónde están las fuentes?,
¿dónde han quedado los valores?,
¿por qué se han fundido las éticas?,
¿dónde se ha ocultado la filosofía de los humanismos cíclicos y dimensionales?,
¿dónde está lógica de las matemáticas espirituales?,
¿dónde está la geometría cuántica de los logaritmos ancestrales?,
nadie ve lo evidente,
nadie comprende lo que no entiende,
nadie percibe que el aire hierve,
nadie detecta que el ácido llueve,
nadie se da cuenta que lo que envenena es lo que se ingiere,
algo nubla la mente,
mientras la palabra sobra,
y el miedo atrapa al inocente...
¿dónde han ido a parar los humanismos del mañana necesario?,
¿quién ha soltado a los dinosaurios?,
¿quién los ha regresado al zodíaco cerrado?,
¿cómo distinguir a los ángeles de los diablos?,
los fundamentalismos andan sueltos,
confundiendo con el mesianismo nefasto,
unos pocos se erigen como dueños de los muchos,
mientras la Tierra se consume,
entre gritos y chamuyos...
el espejismo se ha vuelto espejo,
nadie se salva si no cuida el pellejo,
se está fundiendo el aire,
mientras se oxida el espíritu de lo añejo...
ven,
huyamos al futuro incierto,
llevemos con nosotros la paz,
y la estrella del desierto...
mañana jamás llegará,
si el hoy ya es pasado muerto.
JUNIO 27, 2015.-
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