EL DISCRETO ENCANTO DE LA LUMPENBURGUESÍA
Días de las marmotas
Carlos Rehermann
Una muchacha y un muchacho estánsentados en un sofá. Una cámara de un canal de televisión de internet registra la ocasión para la posteridad. Frente a ellos, una periodista intenta, con éxito, aunque debido a un ejercicio profesional extenuante, sobrevivir a la experiencia. Explican cómo surgió el nombre del grupo de cumbia “Rombái”, al que pertenecen, o que les pertenece. Da igual.
Han dado a conocer una serie de videos musicales de su grupo, en los que el fondo está compuesto por yates, casas burguesas decorosamente enjardinadas y provistas de adecuado mobiliario, y las figuras son jóvenes en tren de consumir alcohol, cantar y bailar alegres canciones sintéticas.
Ella sonríe con profusión de dientes blanquísimos. En cambio, él tiene pelo oscuro. Son, o fueron, compañeros en una universidad privada. Esta es su estremecedora alocución:
ELLA (resbalando elegantemente entre consonantes y vocales)
El nombre… en realidad empezamos a pensar qué podía ser y dijimos que no sea algo tan normal. Yo ahí… Mi bisabuelo (…) salía a caminar y cantaban una canción con su grupo que decía… empezaba “rombái”, y cantaban “rombáiyuli no sé qué”, y ta, les mostré esa canción, no sé qué, que se convirtió en un juego de manos que tenía con mi familia, y entonces como que es algo re-cotidiano en mi vida.
ÉL (con cierto alegre desorden en la secuencia de letras lubricadas que pronuncia)
Claro, es una canción que la inventaron entre ellos, era un juego de manos que a nosotros como que nos llamaba la atención, “Che, ¿qué es eso que cantan ustedes?”.
ELLA (con retortijones de alegría)
¡Nos veían jugar a nosotras dos y decían “¡¿qué hacen, a qué juegan?!”
ÉL
Esa palabra nos llamaba la atención (canta impostando como un hincha en el estadio) “Rombái, no sé qué…” (alarga la e)
PERIODISTA
¿No tiene significado?
ELLA (súbitamente seria)
No tiene significado.
ÉL
No, pero nos causaba gracia, y como que dentro del grupo de amigos esa palabra era como algo raro y divertido, entonces dijimos ta, vamos a ponerle eso. Y quedóRombái.
La periodista tiene un instante de vacilación, pero es una buena periodista: logra salir de aquel maelstrom de antisentido y hace avanzar la entrevista, pero lo que se dice ya no importa en comparación con lo que acaba de ocurrir.
La explicación brilla por su absurda insensatez. Un punto alto es el asunto del “juego de manos”. Mi derrota, lo admito, es completa. ¿Qué es un “juego de manos”? “¡No jueguen de manos, che!”, era un eufemismo adulto para no calificar de tal una pelea infantil, sabia estrategia de no calificar de enfrentamiento algo que al principio no era, y que, apenas “juego de manos”, podía abortarse sin mayores consecuencias. En cambio, haber hablado de “pelea” habría investido de seriedad el asunto, con la consiguiente posibilidad de agravamiento de la situación.
Pero en este caso “juego de manos” es algo tan misterioso como “rombái” o los abundantes “no sé qués”, que nada tienen que ver con aquel misterioso valor del que hablaba Feijóo que se encontraba en el arte o en los paisajes inefables. O quizá se trata del clásico juego de manos de coordinación entre dos, cuyo sentido está en la especularidad y su ruptura, algo que pone en juego gran cantidad de zonas de ambos hemisferios cerebrales y entrena a los niños en la percepción eficiente de la gestualidad del compañero y de la respuesta propia. Es decir, una cantidad de virtudes que no parecen haber funcionado con nuestros dos entrevistados.
El texto que exponemos crudamente a los ojos de los lectores, fiel a las palabras pronunciadas, no hace justicia, sin embargo, al espectáculo de estos dos jóvenes que expresan, con una intensidad inaudita, a través de su manera de vocalizar y construir las frases, marcas de clase.
A casi medio siglo de la definición de “lumpenburguesía” por parte del economista alemán André Frank, estos chicos parecen creaciones de algún guionista neomarxista para reafirmar aquellos postulados sobre la dependencia.
Cuando nació la cumbia villera, hace un par de décadas, muchos pensaron que podría convertirse en un fenómeno de empoderamiento como lo fue el tango o el rock. Pero su origen claramente lumpenproletario fue clave para que la burguesía se apropiara velozmente de sus ventajas de popularidad, idénticas a posibilidades de ganancias rápidas. La indefensión propia de los desclasados favoreció la explotación, un fenómeno que quizá ha ocurrido, con mayor o menor celeridad, con todos los géneros musicales de origen popular cuyo vigor y calidad lograron instalarlos en las comunidades. Los músicos, por más que pudieran provenir de grupos sociales con cierta conciencia de clase, formaban ellos mismos parte de una comunidad de no muy difícil manejo por parte de los empresarios.
No estaría mal que algún musicólogo investigara cómo se ha producido el tránsito desde los medios marginales donde nació el género que ahora usurpa Rombái hasta los ambientes privilegiados de la burguesía y las vagas clases altas de hoy. Una explicación recurrente entre los pitucos caídos en la cumbia es que “hay derecho a divertirse”. Algo así como que el patriciado siempre miró con envidia los ritmos populares, y ahora, gracias a que hemos dejado a un lado los prejuicios, todos, ricos y pobres, podemos disfrutar por igual de las mismas vibraciones.
Pero la gente de todas las clases sociales disfrutaba en otros tiempos de las porteñadas y el rocanrol, de la música progresiva y el candombe beat, aunque es cierto que había un límite prejuicioso que dejaba a los Wawancó fuera del derecho de admisión de algunos sectores. ¿De dónde salió esa idea de que a la hora del baile solo la cumbia villera es divertida? (Mi pregunta sería ¿de dónde salió la extraña idea de que la cumbia es divertida?). Los locales de baile de los tiempos de las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia solían tener varias pistas, con espacios separados para música en inglés y para música tropical, y era normal un tránsito de varones desde el rock a la cumbia con fines depredadores, pero jamás se vio una circulación en sentido contrario. Probablemente esto se debía a que los adeptos de la cumbia tenían una clara autopercepción de clase, y consideraban impropio apropincuarse al reducto de las clases dominantes. Refiriéndose a las diferencias de conciencia de ser de varones y mujeres, Georg Simmel decía, hace 100 años, que uno de los privilegios del señor es que no necesita estar pensando siempre que es el señor, mientras que la posición del esclavo determina que éste nunca olvide su posición. A la luz de la observación de Simmel, no es un detalle que fueran los varones de las pistas de rock quienes se adentraran en los reductos de la cumbia para ejercer su derecho de pernada.
La cumbia villera fue un empuje desmarginador del lumpenproletariado tradicional, que fracasó por el manejo sagaz de sus habituales explotadores. Curiosamente, ahora un mutante de aquel género es la señal de la marmotización de las clases bien vestidas.
el dispensador dice: ¿me gusta la cumbia?... no... ¿me gusta la cumbia villera?... no, menos... tampoco es cuestión de insultar a las marmotas... ni de asesinar a los toros... ni de pretender que los caballos arrastren sin darles de comer y de beber... ni de matar pollos a lo loco... ni de alimentar ganados vacunos, caprinos, porcinos, para luego faenarlos habiéndoles inyectado previamente a su asesinato, toneladas de antibióticos... sí me gusta el negro Rada y las comparsas uruguayas... aunque, en general, es otra la música que corre por mis venas y por mi alma... creo que el asunto de la villería se ha transformado en una connivencia peligrosa entre estados ausentes, ignorancias crecientes, y conveniencias convergentes... léase, la pobreza inducida (endosada) le viene de perilla a los estados ausentes que andan por la vida y sus circunstancias comprando y vendiendo dignidades... pero también le sirve a los caídos del sistema para "negociar" ayudas para pocos y solidaridades para menos... y esto es evidente en los punteros políticos, usualmente barras-bravas que aplican a las rutinas los criterios tumberos-carcelarios que degradan la condición humana de los débiles llevándolos al estatus de indefensión...
¿espantoso?, sí, pero real...
me gusta la naturaleza viva... esto es las especies, todas, vivas... volando, pastando, o lo que sea, pero vivas... con los años me he vuelto vegetariano y de tanto... he ido sintonizando con los claveles del aire... lo cual hace difícil convivir en una sociedad carnívora de sí misma, depredadora por excelencia de los bienes ajenos, caníbal de almas y espíritus... pero eso se vincula con la soberbia académica y la otra, la del cinismo político que desprecia para mirar por arriba del hombro a cualquier prójimo, una conducta asumida por los sacerdotes medievales para diferenciarse de los mortales, las brujas, los alquimistas, y todos aquellos que podían poner en peligro su negocio...
léase... no son pocos los vivos y oportunistas que viven a costillas de las pobrezas de los otros, y mucho más de sus ignorancias... demostrando que ellos, los tumberos, además de ignorantes, además de inmorales, además de delincuentes, no merecen ser llamados "seres humanos"... pero en fin, así funcionan las cosas... y este mundo globalizado y diverso, se ha puesto demasiado complicado como para ser soportable...
el periodismo corporativo... el funcional a editorialismos baratos que califican al victimario y descalifican a la víctima... ha instalado el mediatismo del culo, la teta, la vagina y el pene... de manera de sumergir a la sociedad en un idiotismo consumista que impide detectar cualquier realidad aberrante... de allí que la mayoría de los programas radiales y televisivos sean violentos y extorsivos... algo que curiosamente se traslada a lo escrito... a la fotografía... a las publicidades... y dado que la libertad de expresión está superada, desborda de inconsistencias que favorecen la permanencia de la ignorancia... que luego se traduce en violencia... y que justifica la ausencia de los estados persecutorios, y también de los estados vejatorios... esto debe entenderse como estados que persiguen a los pocos que trabajan y producen, para luego vejarlos públicamente, a efectos de ocultar a los "amiguismos" que pueden ejecutar cualquier fechoría sin que nadie lo note...
de allí que el mundo globalizado habilite a que se recorte en salud, en educación, en cultura, y al mismo tiempo nadie diga nada cuando se destruyen obras ancestrales como en Siria, Irak, Afganistán, China, y/u otros lugares que unen el hoy con el ayer... pero la humanidad anda extenuada como para responder a semejante atropello consensuado entre los miembros del imperio...
en 2012, según los mayas-quiché, caducaron los zodíacos según habían sido estudiados por la matemática cuántica de los ptolomeicos y asociados... y vaya que esto es cierto... a fines de los noventa el mundo humano se venía poniendo denso... pero ahora pesa más que nunca antes... no la Tierra que sigue flotando en su espacio, sí la humanidad como entidad social cuyo peso específico se ha incrementado peligrosamente... tornándose dinosauresca e involucionante... y debe ser por ello que no es poca la gente que, además de frustrada, se despierta cansada, agobiada, acorralada por los mediatismos corporativos y cercada por los estados políticos voraces... democracias que se han vuelto dictaduras y dictaduras que se han vuelto imperiales...
las especies animales que mucho saben de magnetismos alterados, están modificando sus conductas migratorias... y los peces que antes se resguardaban en las profundidades abisales, hoy huyen hacia los polos, a sabiendas que la Tierra está por darse vuelta, mal... sin que nadie atine a alertar a las partes... de allí que haya tanta cumbia villera y tanta estupidez humana suelta... mucho pan y mucho circo a efectos que nadie "piense" y "se de cuenta" del tsunami en ciernes...
los teóricos de la iluminación "oscura" estiman que la humanidad debe reducirse a la décima parte de la que hoy pulula por la superficie terrestre... claro está, estos "iluminati" desconocen que la Tierra ya ha sido invadida y que ha sido prudentemente colocada dentro de una esfera gigantesca que contiene a todo el planeta y a todos sus contenidos... del mismo modo que desconocen que sobre la esfera hay un poliedro perfectamente diseñado para estas hecatombes globales, el que se manifestará cuando sea oportuno, nunca antes, nunca después... porque así funcionan las cosas en este universo del Verbo creativo... a pesar de... a pesar de los soberbios y sus academicismos... a pesar de los cinismos... a pesar de los hipócritas... y a pesar de... lo que se quiera agregar...
la marmota sabe que los días por venir quitarán el sueño a más de uno...
ése día... ya no será conocido como el "día de la marmota"... bichito de Dios si los hay... será conocido como el del ser humano idiota... el que recibió miles de señales... y no quiso atender ninguna... porque la soberbia tiene eso... permite comparar a Bach con la cumbia... algo matemáticamente imposible, algo geométricamente inaceptable... algo musicalmente degradante... no porque Bach sea mucho y la cumbia sea poco... no, en lo absoluto... Bach pertenece al universo y a la música de las esferas... en cambio la cumbia pertenece al ámbito de los que reclaman pero no agregan valor con sus hechos... Bach no discrimina... la cumbia tampoco lo hace... definiendo que el problema de las discriminaciones pertenece al ámbito de los humanos que andan flojitos de espíritu y carentes de almas... y cuando las almas no sintonizan con la naturaleza... el mañana potencial... el mañana necesario... se volatiliza... se esfuma... se evapora... y abre el portal que cambia la polaridad de los elementos...
los buitres se están por quedar sin comida... al igual que los economistas liberales, los imperiales, los banqueros y los monedas-lavadores... pero esta historia ya pasó antes, alguna vez... sólo que la humanidad ande débil de memoria (frágil podría decirse)... lo cual me permite asegurarte que los "iluminati" se quedarán sin el faro que los guía, que no es otro que los fuegos del infierno... cuidado con las bujías... las distorsiones no permiten avistar los arrecifes... JUNIO 07, 2015.-
que vuelvan los Wawancó... y a Bach, no me lo toquen...
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