Fundación Alfarcito
el dispensador dice:
poco a poco,
casi sin quererlo,
me fui convirtiendo en arena,
un poco de piedra,
un poco de ripio grueso,
un poco de suelo,
sin omitir,
que también, y casi sin quererlo,
me fui convirtiendo en un pedazo de un cielo eléctrico,
uniendo extremos,
incluso los vientos,
huellas y senderos,
esos que son sólo para los piés,
para las voluntades sin preguntas,
para las dedicaciones de los esfuerzos,
que simplemente asumen la iniciativa,
cuando los ojos indican que estás despierto...
un día,
así como así,
cuando no había más que ruta de polvo suelto,
me decidí a encarar la escalada,
y desde entonces no he vuelto...
permanezco allí,
dividido tal como me enseñaron mis maestros,
allá en los Himalayas perdidos,
de tanto apuro y tanto atropello...
a veces me encuentro con Chifri,
y las sonrisas nos ven envueltos,
confundidos en una abrazo,
de fantasmas enlazados por un destino paralelo...
la altura tiene eso...
une a las almas bajo un mismo anhelo,
abajo hay demasiadas miserias humanas,
y más llantos que pañuelos,
por eso preferimos la soledad,
esa que hace hablar al silencio...
en esta oportunidad,
floreciendo los cardones,
tiempo de olivos,
tiempo de bendiciones de aceites,
paseando por parajes del cielo,
quiero desearte una pascua de paz,
oportunidad para dar a luz,
la esencia de lo que trae el huevo,
esencia de eternidad,
luz... y más allá... la inocencia ganando a los fuegos del infierno.
un abrazo andino,
eso te dejo... desde este paraje de cielo.
ABRIL 02, 2015.-
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